La ONU impulsa el acceso a la electricidad verde en Perú con eMujer, una escuela de ingeniería solar para mujeres

Redacción.- PNUD Perú, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Perú, está desarrollando eMujer, donde las mujeres aprenden sobre tecnologías limpias en la primera escuela de energía hecha para ellas. EMujer es una escuela de ingeniería solar para mujeres en la Amazonía peruana. Allí aprenden a instalar paneles solares y conectar pueblos remotos a las redes eléctricas. Aquí está parte de su historia.

Carina, de 8 meses de embarazo, se sienta en un círculo con otras 5 personas, incluidos hombres y mujeres, aprendiendo sobre la electricidad en un entorno hecho de troncos de árboles y hojas de palma llamada maloca, una estructura tradicional amazónica. Ella está pelando un cable para llegar a su núcleo, algo que nunca ha hecho. Se revela como una persona seria y hace preguntas. Pero también enseña lo poco que ha estado aprendiendo, para que nadie pierda un paso en el proceso. El conocimiento es ligero para ser compartido.

Para llegar a Mazán desde Lima, necesita un vuelo de dos horas a Iquitos, un viaje en motocicleta de quince minutos al embarcadero más cercano y navegar el Amazonas durante media hora al distrito de Indiana. Es septiembre y el río más grande del mundo está en temporada baja y no hay una ruta directa. En Indiana, se necesita otro tramo de moto taxi para llegar finalmente a Mazán. Paralelo a este camino, el Amazonas ya no fluye, reemplazado por el Napo. Aquí nació Carina. “Cuando estudié aquí, en aquel momento, todavía había pequeñas lámparas. Usaban queroseno, lo encendías y hacías tu tarea con él. Era más complicado”, dice Carina.

En el mundo, hay millones de personas que no tienen acceso a la electricidad. La población rural es el grupo humano más afectado, representando el 87% del total. En Perú hay 450.000 hogares que aún carecen de este servicio básico y, con el acceso global a la energía como una de las metas para 2030, la reducción de esta cifra debe ir de la mano con la generación de diversas fuentes de energía de manera sostenible. Este desafío es complejo, considerando lo difícil que es acceder a las zonas rurales.

Con el tiempo, la electricidad llegó a Mazán. Los primeros recuerdos de electricidad de Carina son de cuando tenía alrededor de 8 años. “Fue algo divertido para nosotros porque jugamos hasta las 10, 11 de la noche. ¡Fue algo increíble!”, recuerda. Ahora con su hijo de 4 años y otro bebé en camino, ella tiene otra perspectiva. “La electricidad te ayuda a hacer muchas cosas, de día o de noche. Para cocinar, para trabajar, para hacer tarea”, asevera. Sin embargo, es consciente de que no todos tienen esta posibilidad y confiesa: “Me gustaría saber cómo instalar paneles solares para poder ir a comunidades que no tienen luz ahora. Ir a instalar lo que ya aprendí».

Carina es una de las estudiantes de la Energy School for Women (eMujer). Una iniciativa implementada por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El propósito de esta escuela es capacitar a las mujeres, a través de tres módulos, en el uso, la gestión y la sostenibilidad de las energías limpias. Además, genera oportunidades de empleo a través de la capacitación práctica y el desarrollo de habilidades, para así crear un plan de negocios basado en sus nuevos conocimientos.

En 2017 solo el 27% de la energía del país provenía de fuentes renovables no convencionales (eólica, solar, geotérmica, entre otras), según la Sociedad Peruana de Energía Renovable (SPR). Responder a la demanda de diversificación de estas fuentes es vital para reducir las emisiones de carbono, considerando que Perú es el 50º mundial en contaminación por emisiones de carbono, según Global Carbon Atlas, con 68 millones de toneladas producidas anualmente.

La eMujer es una escuela para mujeres de comunidades rurales. En las zonas rurales, las mujeres son las principales administradoras y usuarias de energía, tanto para el trabajo doméstico como para el productivo. Por lo tanto, se ven directamente afectados por la falta de acceso a energía limpia. Tener acceso a él, y cómo usarlo adecuadamente, reduce el riesgo de enfermedades respiratorias y oculares causadas por fuentes de luz tradicionales.

La falta de acceso a energía limpia también limita la productividad de las mujeres y la posibilidad de mejorar su calidad de vida. Las mujeres dedican, en promedio, 9 horas más por semana que los hombres entre el trabajo remunerado y el no remunerado. El acceso a la energía limpia ayuda a reducir el tiempo dedicado a las actividades domésticas. eMujer es también la primera escuela de este tipo que llega a las comunidades donde están sus participantes. Esta dinámica permite a las mujeres no tener que moverse demasiado para asistir a clases y puede enfocarse en mejorar sus aprendizajes en la familiaridad de un entorno de personas que conocen, sin afectar sus actividades diarias.

La escuela se está desarrollando en 4 regiones con dos tecnologías limpias diferentes: en Loreto y Puno, con sistemas fotovoltaicos; y en Cusco y Cajamarca, con estufas limpias. De esta forma, el propósito es transformar el papel de los usuarios en innovadores y comerciantes de tecnología limpia que contribuirán a la reducción de la contaminación en su entorno local, además de ser agentes de cambio y desarrollo en su comunidad.

La transición a las energías renovables está sucediendo cada vez más, y no solo representa una mejora en la calidad de vida de las personas y la conservación del medio ambiente, sino también una oportunidad económica al promover el crecimiento del PIB, según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA). Según un estudio realizado en 2017, descubrieron que si solo el 0,4% del PIB mundial se invirtiera en energía renovable (29.000 millones de dólares hasta 2050), sería posible reducir un 70% de las emisiones de carbono para 2050 además de impulsar el PIB mundial en un 0,8% para ese año.

Gilda se sube al bote familiar y enciende el motor; se encuentra a 25 minutos desde su comunidad Puerto Alegre hasta Mazán. Tiene dos trabajos en programas de trabajo social. Es ese mismo espíritu el que la hizo interesarse más en eMujer. “En mi comunidad, la mayoría tiene paneles fotovoltaicos. Y siempre sucede que la batería falla, las bombillas o, a veces, el teléfono celular no está cargado. Así que me quedé allí para aprender, porque no sabía nada sobre electricidad. Quizás uno no sabía sobre el trabajo que hicieron los técnicos, pero ahora, incluso nosotros podemos enseñarles. Podemos contribuir a nuestra comunidad con lo que hemos aprendido”, apunta Gilda.

Promover el empoderamiento de las mujeres rurales es un objetivo clave para la Escuela de Energía eMujer. En muchos casos, los participantes no han tenido la oportunidad de participar en otras actividades o terminar sus estudios. Según el INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática), las mujeres de las zonas rurales que viven en la pobreza son el grupo más afectado por el analfabetismo, donde 26 de cada 100 mujeres de 15 años o más no saben leer ni escribir.

Mientras carga a su hijo de 4 años, mirando el río Napo, Carina sonríe dulcemente. Su largo vestido blanco hace que su curva del vientre se vea aún más grande. “En unos cinco años me gustaría que mi comunidad cambiara. Cambio en el sentido de que estará más unido y que habrá más electricidad para las personas”, dice ella. «Si todavía tengo a mis padres vivos conmigo, y espero hacerlo, me gustaría que vieran lo que puedo hacer», reconoce Carina.

El proyecto Acciones de mitigación apropiadas a nivel nacional en Perú es implementado por el Ministerio de Energía del Perú y por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), busca reducir la brecha en el acceso universal a energía limpia y mitigar la emisión de gases de efecto invernadero, marcando la diferencia en la vida de cientos de mujeres y sus comunidades.