Interconexiones energéticas (II): cautelas sectoriales ante las posibilidades futuras

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Atendiendo a los datos del operador del sistema, Red Eléctrica de España (REE), el saldo de las interconexiones eléctricas con Francia arroja que en 2014 se importó más electricidad que la que se exportó, en concreto 3.224 gigavatios/hora (GWh). Se trata del máximo de una tendencia importadora que comenzó en 2011 y que fue aumentando en los años sucesivos. Un dato que resulta paradójico teniendo en cuenta el exceso de capacidad de generación en el sistema eléctrico peninsular, con 102.259 megavatios (MW) ante una potencia máxima instantánea en 2014 de 39.948 MW, aunque no hay que ignorar la necesidad de una capacidad de respaldo para las fuentes de generación renovables.
Un desarrollo inicial e incipiente
En cualquier caso, el desarrollo de las interconexiones es un paso fundamental para avanzar hacia el mercado interior de la energía dentro de la Unión Europea, lo que significará una convergencia progresiva de los precios de los mercados eléctricos nacionales. El impulso a estas infraestructuras es bienvenido desde la Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa), aunque su presidente Eduardo Montes reiteró el pasado mes de diciembre que las interconexiones aún son «ideas largo tiempo dibujadas que empiezan a acercarse a su fase de lanzamiento«.
En este sentido, en lo que respecta al efecto que la nueva interconexión pueda ejercer sobre la factura de la luz en España, según fuentes del sector, las interconexiones eléctricas con Europa únicamente pueden constituir un mínimo ahorro para los consumidores españoles en los meses en los que en España haya menos viento y agua, normalmente en los meses de verano, ya que durante el resto del año, las aportaciones de las tecnologías eólica e hidráulica, con su destacada presencia en el mix energético español, ya contribuyen a reducir el precio del mercado eléctrico. De hecho, el mercado mayorista español se viene situando en la banda baja de los precios de la electricidad en comparación con el resto de Europa.
Otra cuestión relevante a dilucidar es si el aumento de la capacidad técnica para exportar electricidad al resto de Europa puede traducirse en un mayor aprovechamiento de los ciclos combinados de gas instalados en España, actualmente utilizados muy por debajo de su capacidad debido a la evolución a la baja de la demanda. Diversas fuentes coinciden en señalar que las interconexiones con Europa, al abrir la posibilidad de atender a un mayor mercado, son una buena noticia para todas las tecnologías que compiten por abastecer a esa mayor demanda. Aún así reiteran que es pronto para aventurar que los ciclos combinados vayan a producir más.
Según señaló recientemente en un artículo en El País el expresidente de REE, Luis Atienza, «las interconexiones eléctricas «fortalecen la seguridad de suministro y contribuyen a la estabilidad, abaratan la factura al facilitar los intercambios buscando el proveedor más económico de cada momento, y sobre todo facilitan el desarrollo de las energías renovables intermitentes, solar y eólica fundamentalmente, al permitir utilizar el sistema interconectado europeo, que es diez veces el español en tamaño, como destino de nuestros excedentes cuando las circunstancias meteorológicas son favorables, y aportando respaldo cuando son adversas».
Sin embargo, desde la AEE (Asociación Empresarial Eólica), minimizan la importancia que puede suponer el aumento de la capacidad de interconexión con Francia, que duplicará este año la capacidad de intercambio de electricidad desde los 1.400 megavatios (MW) hasta los 2.800 MW. En este sentido, la patronal reivindica que España se ha convertido en un referente internacional en integración de energía eólica en una red, la española, prácticamente aislada, llegando a ser la primera fuente de generación de electricidad en España en 2013. Por ello, a juicio de la AEE, «para el sector eólico las interconexiones con Europa no van a marcar la diferencia, sino el hecho de que Francia y Alemania estén apostando por el sector y España no».
Lastrados por la reforma eléctrica
En la patronal del sector eólico lo tienen claro: «cuanto más viento y agua generan electricidad en España, mayor es la competitividad del mercado eléctrico español respecto al francés y son posibles mayores exportaciones de electricidad a nuestro vecino del norte«. A pesar de que Francia tiene aproximadamente un 50% más de capacidad de generación de energía hidráulica, en el ámbito eólico España la supera claramente con aproximadamente 2,5 veces su capacidad instalada: 9.285 MW eólicos en Francia frente a los 22.986,5 MW eólicos de España. Según datos de AEE, en momentos de baja demanda en 2014 los parques eólicos generaron un excedente de 517 gigavatios/hora (Gwh), una electricidad que con las interconexiones podrá ser exportada en lugar de perderse.
Además, los parques eólicos españoles sufren desconexiones puntuales cuando su producción no es necesaria para cubrir la demanda eléctrica. Un escenario, a priori, que se vería favorecido por las interconexiones eléctricas pero desde la patronal eólica son escépticos y llaman la atención a medio plazo sobre el papel que puede jugar Alemania, el país con mayor potencia eólica instalada en Europa con 39.165 MW: «En España se ha decidido parar el desarrollo del sector eólico y penalizarlo con recortes retroactivos a los incentivos, mientras Francia apuesta por la eólica, tanto terrestre como marina. Además, tiene a su lado a la superpotencia eólica europea, Alemania, que puede venderle todos su excedentes eólicos invernales a mejor precio que España y en mayor cantidad, al estar mejor conectada«.
En este punto, la AEE vincula el efecto de las interconexiones para este sector con las medidas puestas en marcha por el Gobierno español durante esta legislatura en la denominada reforma eléctrica. «La eólica española juega con desventaja», lamentan desde la AEE. A diferencia de Alemania, la realidad española es que con los cambios regulatorios el sector renovable se ha parado a nivel interno, lo que impide por tanto que se pueda instalar más potencia renovable en los próximos años que posibilite generar más electricidad de tal forma que pudieran exportar sus excedentes y, a la vez, se incidiera en deprimir aún más el precio del «pool», con independencia de los incentivos ajenos al mercado.
Por tanto, desde la patronal eólica no comparten que las interconexiones eléctricas vayan a mejorar la situación actual. «Las interconexiones de por sí no van a reactivar al sector eólico. Lo que es necesario es reflexionar sobre la planificación a largo plazo del sector energético español, con especial hincapié en el eléctrico, restablecer la seguridad jurídica y a la confianza de los inversores perdidas a raíz de la reforma del sector eléctrico en España, y remar en la misma dirección que el resto de Europa, aumentando la seguridad energética del continente mediante los recursos autóctonos más competitivos», reflexionan desde AEE.
En el último artículo abordaremos las interconexiones gasistas entre España y la Unión Europea, con especial atención al proyecto MidCat.