"Black Friday" en el petróleo

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Finalmente, la decisión de los países integrados en la OPEP en su reunión de este jueves fue mantener la producción de petróleo (30 millones de barriles diarios), pese a la caída en los precios del crudo, ya superior al 35%. Al final del día, el petróleo cotizaba ligeramente por encima de los 74 dólares el barril de Brent, la mayor caída desde mayo de 2011 y con tendencia a la baja. Y, hoy, está en el entorno de los 70 dólares. El mercado ha entendido razonablemente bien los mensajes que salían de Viena.
Algo que era previsible, toda vez que las circunstancias de la economía mundial mandan: ralentización del crecimiento mundial, especialmente en las economías de los países emergentes (China era la locomotora y empieza a evidenciar señales de descenso en la velocidad) y, después, el aumento de la producción que han efectuado, por motivos diferentes, Estados Unidos, Brasil, Canadá y Rusia.
La presión, por tanto, se concentraba en Arabia Saudí de cara a conseguir una rebaja de la producción a efectos de frenar el tobogán acelerado de caída de precios. Arabia entró en la reunión sin ser partidaria de intervenir en las cuotas de producción de forma que el ajuste de mercado sea automático, por circunstancias de oferta y demanda. Además, cualquier movimiento restrictivo hubiera supuesto un apoyo a la actividad de extracción y producción no convencional, algo tampoco deseado por los países con mayores problemas hoy, pero no factible. De hecho, una de las claves de esta decisión es perjudicar estas nuevas técnicas mucho más caras.
Por otro lado, la OPEP ha comprendido que su capacidad para determinar los precios en el mercado del crudo ha disminuido drásticamente. Su cuota de producción mundial ha bajado del 60% al 40%, lo que implica que su papel de árbitro del mercado se ha visto relativizado. Y, además, en el pasado, cuando estas coyunturas se daban, los acuerdos para mantener o reducir cuotas, eran incumplidos sistemáticamente por los distintos miembros del cártel. Por tanto, ante la complicación de la coyuntura está declinando un papel de control virtual de los precios del crudo en los mercados.
Ciertamente, los países productores que más efecto están teniendo en sus economías por esta tendencia bajista del crudo, deseaban que se produjera un acuerdo que contuviera la oferta de crudo en el mercado, a efectos de tratar de subir o mantener los precios. Los casos son diferentes: por un lado, Venezuela con gravísimos problemas económicos, galopantes, modo huida hacia adelante y contención en forma de olla a presión. En la actualidad, el gobierno de Nicolás Maduro, posee graves dificultades para aumentar su producción en su industria petrolífera, hasta el punto de precisar importaciones de refino, debido a las particulares características de su crudo. Un cuadro que, en breve, tendrá más consecuencias a nivel incluso político.
Por otro lado, Rusia aborda esta coyuntura, con una industria petrolífera mucho más eficiente y avanzada y, pese al impacto de la caída de precios del petróleo, ha decidido aumentar su producción de crudo para compensar la caída de la bajada de precios y aumentar los ingresos. La diplomacia de la economía de la energía actúa con todo su lógica, pero es una de las grandes perjudicadas en esta partida de ajedrez, con una energía fuertemente dependiente de la energía. Por su parte, el retórico trasfondo de las sanciones de la Unión Europea por la última crisis del gas, de facto, no es tenido en cuenta por los mercados.
En realidad, estamos ante un episodio en el que chocan las campañas periódicas sobre la escasez de crudo (el agotamiento anunciado hace casi 40 años del crudo), con las consecuencias de las nuevas formas de extracción de petróleo y gas, las transformaciones de los mercados energéticos y la evolución de la economía. El futuro puede ser «menos negro» en ese sentido y, probablemente, monetizar el presente puede ser una estrategia más eficiente.
La tendencia continua. Los países mantienen sus expectativas de producción, entre ellas Arabia Saudí (la gran ganadora de la reunión de este jueves pese a la presión inducida que siempre sabe sacudirse) y Estados Unidos. Se anticipan precios muy por debajo de los 70 dólares el barril. Más vale pájaro en mano y es «Black Friday».