Choque de maximalismos

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Por un lado, el Gobierno canario, con Paulino Rivero a la cabeza, ha tratado de extender la cuestión de la consulta en términos de nacionalismo canario, con discursos maximalistas en términos y contenidos fatuos desafiantes. De esa premisa, se configuró la pregunta en términos de extensión a la política de desarrollo y medioambiente, en lugar de ceñirse, a una pregunta que plantease directamente por las prospecciones, hubiera excedido las competencias de la Comunidad Autónoma.
Partiendo de esa extralimitación, el referéndum fue impugnado por el Gobierno y paralizado por el Tribunal Constitucional. A su vez, el ejecutivo canario lo confinó a otro formato sucedáneo de carácter electrónico. Por otra parte, el hecho es que la participación en la consulta electrónica ha obtenido unos resultados en términos de participación que dejan al ejecutivo canario en muy mala posición de cara a cualquier reclamación de cantidad o de legitimidad. En todo caso, la estrategia seguida por las autoridades canarias ha devenido en una fuerte erosión de sus posiciones.
Por su parte, el Ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, mantiene una lógica política de alto voltaje en su tour de forcé particular, en algunos casos, incluso desabrida. Apuesta fuerte en un territorio dónde quiere reivindicar sus opciones de cara a postularse a un papel protagonista en la política de las islas a futuro. Por ejemplo, en las últimas declaraciones calificaba la reacción ocurrida en las islas de «farsa» anti prospecciones.
Y, las anteriores, trataba de realizar una «gestión del convencimiento» de la sociedad canaria por vía urgente, con la promesa más o menos implícita del maná del oro negro, más allá de una definición de una política energética y medioambiental de cara a ese futurible que se denomina «transición energética». Mensajes de comunicación política elocuentes, en términos de quid pro quo, casi coactivo. Nada de chiquitas en el asunto. En realidad, el ministro, en su audacia y velocidad, podría acariciar un escenario redentor de cara a las elecciones del año que viene con el que afirmarse a sí mismo: hallazgos de petróleo y búsqueda de nuevos mecanismos para rebajar el coste del kilowatio con el procedimiento utilizado en el pasado en la batería de medidas para intentar atajar el déficit tarifario.
Por su parte, en la crónica azarosa ha tenido un fuerte impacto por parte del aparato mediático, con consecuencias. Así, la Comisión Europea acaba de pedir información al gobierno español sobre las prospecciones y la forma en que se han articulado velozmente los informes medioambientales, tras las denuncias de los grupos ecologistas y, por otro, tras la fuerte escenografía del asalto de la Armada y la detención de las embarcaciones de Greenpeace.
En todo caso, poco a poco, el ministro le ha ido ganando la partida al Ejecutivo canario. Lo que no implica que haya convencido a la sociedad canaria, o que sus indisimuladas aspiraciones a reintegrarse a la política canaria no se hayan visto menoscabadas por el devenir de los acontecimientos. Esa lectura no la podría realizar Soria en ningún caso.
Atención, en todo caso, a los cabos sueltos, como la intervención de la Unión Europea, la cuestión de la jurisdicción de las aguas, o las relaciones internacionales «vecinales» que también asoman.