Y ahora, a por el OMIE

,

Así, hoy en una crónica de José Antonio Navas y por Daniel Toledo que publica el diario «El Confidencial«, anuncian una nueva línea defensiva, reactiva y obsesiva en el Ministerio de Industria, que anda buscando un nuevo culpable al que endosar la incapacidad política, gestora y económica del actual equipo energético del Gobierno, que es quien está verdaderamente en entredicho. La pregunta es si no sería más constructivo aprender de los errores y cambiar el enfoque antes de que la acción de demolición no tenga vuelta atrás, incendiando más los problemas. Todo menos repensar y aceptar los errores. Acierta mal y pensarás, que diría Risto Mejide.
Se trata de buscar justificaciones a los vaporosos conceptos que no tienen equivalencia a nivel internacional en procesos de intervención pública como el realizado recientemente en nuestro país, en relación a la escasa presión competitiva (por cierto, no tan escasa), poniendo ahora el acento en la composición accionarial del OMIE. A base de insinuaciones poco edificantes se trata de escarnecer en plan sádico el funcionamiento de una institución como son los mercados.
Describamos el proceso porque es bastante burdo y, por repetido, es como descubrir las técnicas habituales de un trilero. Ahora, de lo que se trata es de, con la misma estratagema que con las subastas, es decir, mediante la difusión de sospechas y torvos pensamientos sobre esta institución, insuflar una sombra de duda sobre el funcionamiento del mismo. Por tanto, se trata de exprimir al máximo la teoría conspiratoria, que se ve complementada con los retroprogresivos y nostálgicos del Marco Legal Estable, que opinan contra los mercados en el diario «El País«, así como invocar el ideario colectivo antiempresarial español, aprovechándose de la atmósfera de irregularidad en la que vive la política.
Primero, para justificar de alguna forma las acusaciones que José Manuel Soria expandió en varias entrevistas en los medios de comunicación más afines contra el mercado eléctrico. Segundo, para disimular la inacción de sus dos años largos como ministro sobre los ajustes menores que habían sido requeridos sobre el mercado. Tercero, para escamotear el debate sobre el precio total de la energía y sus componentes. Y, cuarto, para justificar, si fuera menester, alguna acción más salvaje en la línea que nos tiene acostumbrados ya nuestro Ministerio y que supone un factor de elevación de la prima de riesgo de la energía en nuestro país y más allá de nuestras fronteras, en este caso.
Por tanto, nuestros vecinos portugueses deben estar muy sorprendidos de que a merced de un conjunto de tributos que se han fijado en nuestro país, el precio de la energía que se transaccionaba en este mercado y que era uno de los más baratos de Europa, se eleve por la acción unilateral del Gobierno español como consecuencia de un problema que ha generado la propia política como es el déficit tarifario.
Además, en Portugal, deben estar asombrados de que en el país vecino se desate una campaña desmadrada sin cuartel, sin esclusas, contra las instituciones energéticas, operadoras y reguladoras de ambos países. Y estarán ojipláticos de ver cómo los responsables políticos de un país como España, vecino y a la vez lleno de prosopopeya y asesores, no comprendan la relación causa efecto, ni los principios básicos económicos y de los mercados.
Vamos, que deben estar alucinados de que un país como España se acerque peligrosamente al peronismo más contumaz. Y con Soria y Nadal al frente, que están dispuestos a no dejar títere sin cabeza. Sólo les falta poner sus ojos en la Monarquía.

1 comentario
  1. Julio
    Julio Dice:

    Resulta extraño que los dueños de la compañía que gestiona las subastas de energía que es generada (aunque haya intermediarios en la subasta) por un oligopolio de 5 compañías, sean las propias compañías que constituyen dicho oligopolio.
    Investigar si ahí puede haber un problema no debería escandalizar. No se presume culpabilidad.

Los comentarios están desactivados.