El problema del Castor, a punto de reventar

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Todavía no ha pasado este problema al ejercicio telúrico de invocar el pasado, es decir de pasar por un tercer grado a todos los recientes ministros de Industria concernidos por la decisión de incluir esta infraestructura en la planificación energética.
A saber: José Montilla, su sucesor, la pasión turca de Joan Clos, alcalde en búsqueda de destino exterior exótico y Miguel Sebastián, que se encontró con la obligación de estampar su plácet en el portafirmas. Finalmente, José Manuel Soria concretó la retribución a la infraestructura, para después enviar las condiciones al Tribunal Supremo por entender que eran lesivas contra los intereses del Estado.
El desenlace de esta remisión ya lo conocemos, con la sentencia desfavorable del Tribunal Supremo. Confirma que nos saldrá cara la tentación a las inversiones y faraonismo de los operadores de sistema, emboscados con los constructores de infraestructuras. Y, confirma la debilidad (responsable) de la Administración y los ejecutivos, en estos procesos ante una envolvente tan correosa.
Sobre todo, en la medida en que cada vez es más palmario que el almacenamiento gasista Castor es innecesario para uno de los sistemas gasistas más versátiles del mundo como es el español con nueve regasificadoras y varios gaseoductos procedentes del norte de África. Para constatarlo aún más, la propia Gas Natural Fenosa lo hace público, quedando en la picota su funcionalidad.
Para colmo, los informes que se han publicado sobre su estabilidad y riesgos no son nada tranquilizadores y la patata, más que caliente, abrasadora, es una crisis en toda regla del actual ministro de Industria. Y, probablemente, es la crisis de la que menos es responsable en su ejecutoria (bastante cargada de chapuzas más recientes).
Por otra parte, el enfado en el Gobierno y en el Partido Popular con Florentino Pérez es morrocotudo, ya que logró calzar la infraestructura y ahora amenaza en ejecutar hasta el último céntimo de producirse su retrocesión. La capacidad del presidente de ACS y del Real Madrid de granjearse los apoyos en los sucesivos gobiernos es más que conocida y, además, es materia reservada «constructivista». Sólo así se pueden entender algunas de las infraestructuras autorizadas por los distintos Gobiernos en los últimos años en nuestro país.
Y, finalmente, por tiernos, quedan los avisos timoratos del Partido Popular al propio Pérez a través de los medios a cuenta de la política de fichajes del Madrid y de Christian Bale, ligados a la situación económica y energética del país, y filtrados a través de los digitales y que provocan sonrojo por pueriles.
En todo caso, el Castor enfila el momento de la verdad y las consecuencias del mismo (cierre, indemnización, compensación, asunción en la deficitaria tarifa gasista), ya están a la vuelta de la esquina. Está a punto de reventar.