¿Cómo son los Sistemas Eléctricos Insulares y Extrapeninsulares?

,

El artículo 12 de la Ley del Sector Eléctrico (54/1997) explicita la necesidad de una reglamentación singular para los Sistemas Eléctricos Insulares y Extrapeninsulares (SEIE). Los territorios englobados bajo esta denominación de SEIE son las comunidades autónomas insulares, es decir, las Islas Baleares y las Islas Canarias, así como las ciudades autónomas en el norte de África, Ceuta y Melilla.
Basta echar un vistazo al mapa de España para comprender que el aislamiento es la principal característica de estos territorios. En términos energéticos, este aislamiento se traduce en un hándicap de importantes consecuencias en el plano económico y para el propio abastecimiento: son territorios al margen de la red eléctrica peninsular. En la Península Ibérica, las interconexiones entre los diferentes núcleos de generación de energía abren un abanico de posibilidades para que su población e industria tengan cubiertas sus necesidades eléctricas. Esto no es así en los SEIE, a pesar del cable eléctrico submarino que ya conecta Baleares con la Península y que proporciona una cuarta parte del suministro.
Otro problema que presentan estos territorios es su pequeño tamaño. Teniendo en cuenta que la superficie de España es de 504.782 km2, únicamente 12.607 km2 corresponden a los SEIE, es decir, el 2,5% de toda España, una cifra claramente reducida pero que resulta aún menor si tenemos en cuenta que esta superficie hay que repartirla a su vez entre 4 islas de Baleares, 7 islas de Canarias y Ceuta y Melilla. Estas reducidas dimensiones no ofrecen además una auténtica dimensión de sus necesidades energéticas; en lo que respecta a la población de los SEIE, que al fin y al cabo son consumidores de electricidad como el resto de los españoles, en estos territorios reside el 7,2% de la población nacional, más de 3 millones de personas. Considerando una mayor industrialización de la Península, conviene anotar que en 2011 la demanda de los SEIE fue de 15 TWh, un 5,5% de toda la demanda energética nacional.
En consecuencia a los datos expuestos, en los SEIE nos encontramos con 10 «islotes» energéticamente hablando que, al no estar conectados con sistemas mayores ni apenas entre sí (salvo Mallorca-Menorca, Ibiza-Formentera y Fuerteventura-Lanzarote), constituyen pequeños subsistemas eléctricos que se ven obligados a generar la electricidad que tienen que consumir. Por ello, el tamaño medio de los grupos generadores en los SEIE es de 29 MW, frente a los 335 MW de las instalaciones peninsulares. Una circunstancia que impide establecer en los SEIE economías de escala, en las que a medida que va aumentando progresivamente la producción se reducen considerablemente los costes.
En España existen 371 grupos generadores de electricidad: 190 corresponden a la Península y 181 a los SEIE. Sin embargo y como es natural, la potencia instalada en ambos territorios no está tan equilibrada: 63.801 MW frente a 5.226 MW de los SEIE. Son reveladores, de lo reducido que resultan estos sistemas, los datos de la potencia instalada en La Palma (108 MW), Ceuta (99 MW), Melilla (85 MW), La Gomera (22 MW) y El Hierro (13 MW).
Fragilidad máxima
El aislamiento de estos pequeños sistemas eléctricos exige márgenes de reserva más altos. Esta exigencia implica que las centrales generadoras de energía deben funcionar con un bajo nivel de carga para poder responder ante una mayor demanda en un momento puntual ya que, llegados a ese caso, no hay alternativa: ninguna otra fuente de generación puede auxiliarla. Este margen de reserva, que oscila entre el 40% y el 70% según los casos, resulta muy superior al fijado para la Península, entre un 10% y un 15%, con el objeto de garantizar la cobertura de la demanda y la calidad de suministro.
Las peculiaridades de los SEIE limitan además el mix de generación. Precisamente no se pueden dar en estos territorios las tecnologías de coste variable más reducido; es el caso de la hidráulica, ya que no se dan los recursos naturales apropiados, o de la nuclear, que resulta inviable desde un punto de vista económico para estos sistemas eléctricos tan pequeños. Su aislamiento implica a su vez no poder abastecerse de la producción energética de las renovables, dependientes de factores externos. De este modo, todas estas limitaciones obligan al empleo de tecnologías que utilizan combustibles; un recurso caro y más costoso aún en las Islas Canarias, donde las centrales de ciclo combinado se ven privadas de quemar gas por los retrasos en la construcción de las centrales de regasificación.
Todo esto convierte a los SEIE en unos territorios muy frágiles desde el punto de vista energético. Resulta evidente que si la generación de electricidad se concentra en una central, dos a lo sumo en las islas mayores, los problemas ante cualquier fallo en la red o en el propio funcionamiento de la central no hagan más que multiplicarse. Eso sin contar con otros elementos que restan atractivos a los posibles inversores. No en vano, su aislamiento genera sobrecostes para el transporte de personas y materiales y, por citar otro inconveniente, la simple presencia de un agente corrosivo como la salinidad requiere en las instalaciones de los SEIE una mayor inversión en mantenimiento. En resumen, todo este cúmulo de circunstancias los convierten en especialmente caros para el consumidor y poco rentables para la producción.
Principales características de los Sistemas Eléctricos Insulares y Extrapeninsulares:
-Aislamiento: Son territorios al margen de la red eléctrica peninsular.
-Reducido tamaño: Su territorio es considerablemente pequeño pero no así sus necesidades energéticas, pues tienen bastante población y turismo.
-Imposibilidad de aprovechar las economías de escala: Instalaciones con poca potencia.
-Elevado margen de reserva: Cada central tiene que garantizar el suministro en su territorio porque no hay alternativas.
-Mix de generación limitado: Dependencia de energías más caras al tener que utilizar combustibles.
-Poco atractivos a la inversión: Producir energía en estos sistemas es caro y a eso hay que añadir otros sobrecostes (salinidad, transporte…)