Con ustedes… ¡el déficit tarifario eléctrico de 2013!

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Ayer por la tarde se comenzó a difundir el resultado de las liquidaciones del sistema eléctrico de los meses de enero y febrero de 2013, con un resultado escalofriante: 1.003 millones de euros de déficit tarifario en los dos primeros meses del ejercicio. La CNE da margen a la política del Gobierno señalando que este déficit es menor del previsto y que, en parte, se compensará en los próximos meses con los nuevos ingresos que provendrán de las medidas fiscales y de las aplicaciones de los Presupuestos Generales del Estado de 2013. Todo un elocuente espaldarazo al Gobierno derivado de los tiempos que corren en el organismo regulador, relativos a la coordinación con el Ejecutivo.
Una afirmación, en todo caso, que consigue crear un marco de azarismo, de imposibilidad de comparación y de extrema dificultad de cara a la estimación futura de final de año del desfase de ingresos y gastos del sistema eléctrico. En consecuencia, en el único aspecto donde cabe la comparación es en el interanual, manteniendo constantes los criterios de partida. Y, ahí, el déficit tarifario de 2013 se dispara un 35% respecto al mismo período de 2012.
En todo caso, la noticia se produce tras ese conjunto de medidas, no exentas de polémica por la forma en que se han tomado por parte del Ejecutivo. En este lote de medidas se incluye la Ley de Medidas Fiscales en Materia Medioambiental y Sostenibilidad Energética, cuyo mecanismo ha sido de carácter tributario y consistente en generar una batería de nuevos impuestos que deterioran el funcionamiento del mercado y encarecen el suministro. Junto a esto, encontramos la reducción de la retribución selectiva de determinados activos regulados y de determinadas tecnologías recientemente decretada, cambiando así el mecanismo de actualización de los ingresos.
Todo ello, después de acabar el ejercicio 2012 con un déficit tarifario apabullante en el entorno de los 5.200 millones de euros, muy lejos de las previsiones legales (1.500 millones de euros) y lejos de las balsámicas previsiones del Ejecutivo hasta el mismo mes de noviembre de 2012 (3.000 millones de euros), jugando con la demora en la apareción de las liquidaciones complementarias del organismo regulador y con la desmemoria que trata este problema como una cuestión de carácter político y no económico o gestor en una economía de mercado.
Pero, además, este déficit inicial o incipiente del año, llámemosle así, junto con las precauciones que emite la CNE en su evaluación para atemperar gaitas de lo voluminoso de esos 1.000 millones de euros en dos meses, también se produce con una inexplicable y política rebaja de la factura de la luz para este trimestre como bálsamo de los días de vino y rosas.
Rebaja que ha sido posible gracias a la estacionalidad, a la eficiencia del funcionamiento del mercado eléctrico y de las subastas CESUR con una disminución del precio de la electricidad del 6,6% (que sigue en la banda baja de la Unión Europea), que finalmente no se ha empleado en sofocar la sangría del déficit tarifario, consistente en endeudarse para pagar un suministro, y que posibilita generar medidas más dañinas y disruptivas en el futuro, por acumulación del problema. El hecho de que los precios de la electricidad se aborden dentro del cálculo político hacia la opinión pública de forma incluso condescendiente por parte de quienes comprenden esas coordenadas o las consideran lógicas, luego deriva en estas desagradables sorpresas.
En resumen, el problema del déficit tarifario está presente y sigue latente. Los días de vino y rosas y de patada hacia delante de los problemas pueden precipitarse en un futuro con un crujir de dientes y un arrastrar de cadenas.