Delirantes, extravagantes, imposibles e improbables

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Ya nos habíamos acostumbrado a la falta de credibilidad de las revisiones tarifarias que presentaban las sucesivas administraciones energéticas. De hecho, partían de un supuesto torcido y aceptado de manera consuetudinaria: eran de opereta para dar más o menos impresión de cumplir con las formas, tanto en lo que se refiere a los proyectos remitidos, como al proceso y trámite de consulta, para la CNE, así como para los miembros del Consejo Consultivo de la Electricidad y del Gas que eran directamente ninguneados. Eso no quiere decir que no tuviesen consecuencias para los sectores eléctricos, gasistas y para la economía española. De hecho, ahí tenemos el déficit tarifario acumulado que lo atestigua.
Estábamos casi acostumbrados a que, de manera automática a su conversión en orden Ministerial vía aprobación, fueran impugnadas por su ilegalidad manifiesta y ostensible, con fallos incontrovertibles de la justicia. A que los tribunales dictaran su ilegalidad, sin necesidad de hacer interpretaciones muy refinadas de la normativa vigente porque cuestionaban que eran insuficientes y que no sumaban. Quizá, lo más sorprendente es como el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, ha ido, sucesivamente, rizando el rizo de los mecanismos para introducir trampas en la elaboración de las mismas, sin ningún rubor, cada vez más burdas y evidentes.
Del déficit «ex post» al déficit tarifario «ex ante». Y, de ahí, a las estimaciones que no guardan ni las formas mínimas para proporcionar una credibilidad a las autoridades energéticas españolas. Seguramente que el ministro Soria dirá, que ni falta que les hace porque ha pasado a ser un proceso de escenificación. Puede que el Ministerio de Industria considere que esto de las tarifas eléctricas es el último trance para salir del paso antes de la liberalización del mercado minorista y que pase este cáliz cuanto antes y a partir de ahí, con el Cafarnaúm que se quede, ya lidiará el que venga detrás.
La estimación de demanda contenida en las tarifas para el año 2013 es, sencillamente, increíble y así un número importante de partidas inverosímiles. La congelación de los peajes de acceso con un déficit procedente de 2012 inasumible. Los peajes progresivos por consumo inaplicables. Los trasvases e ingresos extraordinarios totalmente una evanescencia, los sistemas extrapensinsulares sin atención desde los Presupuestos y un largo etcétera que habrá que trocear en los próximos días.
Imaginemos como pudo ser el día que llegó José Manuel Soria a las dependencias de su departamento para encargar su elaboración, después de coleccionar declaraciones contradictorias en los medios de comunicación sobre pagos por interrumpibilidad, tarifas de acceso, parte regulada del recibo, impuestos a la generación, nuclear, traslación fiscal a Portugal de los impuestos españoles, progresividad del consumo, etc… Imaginemos como llamó a los técnicos de la Dirección General de Energía, a través de su jefe de Gabinete, Alberto Grangel, o incluso directamente y les ordenó que hicieran lo coincidente con todo lo dicho y declarado hasta el momento de su boca, en su tendencia a la telegenia, más que a sentarse a estudiar, conocer y gestionar los problemas. ¿Qué sucedió ese día de ese hágase?
Lo que sí sabemos es su resultado. Pues aquí lo tienen y veremos lo que puede hacer o que dice la CNE de semejante pastiche.