El desdén con el desdén

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La primera es que está claro que el Gobierno no está para líos y que, en sí, es peligroso mezclar problemas durante las situaciones explosivas. Es obvio que Soria es mucho menos propenso a las operaciones corporativas que Miguel Sebastián, lo cual también proporciona algo de tranquilidad.
Pérez llevaba un cuaderno de la operación elaborado por un banco de negocios para persuadir al Ministro de su propuesta. Una primera derivada del propio encuentro es que el Ministro aguantó el abrazo del oso con gran desdén. De hecho, según se ha podido saber, se trató de una comida que fue enormemente rápida, al parecer por las propias prisas del propio Florentino Pérez.
Y, segundo, y particularmente más interesante, si hacemos un «dramatis personae» de la comida, nos daremos cuenta, cómo el hecho de la difusión de la misma y de la propuesta que conoció Soria en el encuentro, que su pinchazo debió corresponder al propio Ministro o a su entorno. Lo que deja en un lugar particularmente incómodo al constructor, con un ministro canario, de ademanes untuosos, pero con una enorme capacidad para hacerle de rabiar.
Esto con Zapatero no pasaba.