El ministro Sebastián se mete en líos por la operación de Pemex y Sacyr en Repsol

En ellas, como recogen los medios de comunicación y agencias, nuevamente, recurrió a argumentos aritméticos para defender la «españolidad» de la compañía resultante, por la suma de las participaciones de las, en teoría, «empresas españolas», con lo que mete en el mismo saco a Sacyr y a la Caixa, aunque tengan intereses estratégicos contrapuestos o la alianza de Sacyr sea con la mexicana Pemex. Si bien es cierto que el margen de actuación del Gobierno es reducido, no es menos cierto que la operación no se puede abordar de una forma tan simplificada para allanar su camino.
Sebastián trató de desmarcarse de Luis del Rivero (cuyas prisas por resolver la cuestión antes de que se produzca la llegada del Partido Popular a la Moncloa son más que patentes dada su identificación pública con el actual Ejecutivo y porque el colaboracionismo para derribar a Francisco González todavía se recuerda en las filas populares), afirmando que había mantenido más conversaciones con Brufau.
Además, el mentís a Felipe González, de forma que se despachase a gusto con el mismo, tachándolo de no neutral por ser consejero de Gas Natural Fenosa, en el fondo, acaba reconociendo el posible impacto que pudiera tener esta operación sobre la empresa eléctrica y gasista, con sus actividades reguladas. Parece que la mejor defensa no es un ataque.
El hecho es que si pretendía quitarse de líos, a lo mejor, los ha creado y amplificado.