La Comisión Internacional de Energía y las embajadas de Maite Costa

Si ustedes hacen un repaso por las páginas web de los organismos reguladores españoles, podrán comprobar como la página con más enlaces a foros internacionales de regulación es la de la Comisión Nacional de Energía (CNE). Ese mismo esquema se reproduce en el número de foros a los que asiste e incluso en el tamaño de las delegaciones o séquito que componen las expediciones de nuestro organismo patrio, incluyendo alquiler de limusinas.

Como se decía antiguamente en el lenguaje folletinesco, o la edulcorada prosodia del NO DO, asiste “una nutrida representación”, como en la convocatoria a Cartagena de Indias (bella ciudad turística colombiana) que comienza su viaje el domingo y que culminará con su regreso el próximo día 13 de febrero, donde el regulador español envía nueve personas entre consejeros y directivos. Seguramente, si todos los países enviasen representaciones de este tamaño y todos los asistentes pronunciasen una conferencia, los encuentros durarían como el Juicio Universal y, por ello, ríanse ustedes de la Alianza de Civilizaciones y creen la Alianza de los Reguladores o el Festival de la OTI redivivo.

Al mismo tiempo, dentro del Consejo de Administración la vis internacional es indudable. Por un lado, tenemos el caso de José Sierra, hombre cuya trayectoria europea es muy conocida y que actualmente compatibiliza su actividad en la CNE con los trabajos para la Comisión de Energía irlandesa, de forma que incluso participa en la formación de sus cuadros, algo que ha levantado suspicacias en términos de transferencia de recursos y disponibilidad, al menos de dedicación entre las dos Comisiones de reguladores.

Además, se da la circunstancia que José Sierra ha sido nombrado presidente del ERGE a nivel europeo en un momento en que ya ha expirado el periodo de su nombramiento como consejero (está prorrogado desde junio de 2008 y ya es imposible que pueda renovar) y está en espera de ser sustituido, lo que llevaría a pensar que debe abandonar el cargo una vez que se consume su salida de la CNE. Por otra parte, y aunque hubiera sido posible, las fuentes consultadas en el Partido Popular se muestran muy contrarios a su continuidad, dada su desvinculación con los criterios de partido y la desafección que genera en el seno de esta formación política.

Por su parte, otro caso de trayectoria internacional, pero esta vez en el ámbito iberoamericano es el de Carmen Fernández-Rozado cuya especialización en cuestiones medioambientales y, especialmente en lo que se refiere a los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), ha ido basculando su perfil por estos derroteros. Incluso a nivel interno en lo que se refiere a la actividad internacional de la CNE, se especula con la posibilidad de que Maite Costa quiera mantener una colaboración futura tanto con Sierra y Fernandez Rozado, una vez que se produzca la remoción de sus puestos actuales como consejeros, como si se tratasen de “embajadores energéticos” de la CNE.

Por tanto, ya tienen una noticia de alcance: la semana que viene no hay Consejo de Administración.