Una proposición inconsistente

La semana pasada conocíamos por el diario Cinco Días la propuesta que hacía Gas Natural de cara al proceso de “negociación” de las condiciones de la operación de adquisición de Unión Fenosa con la Comisión Nacional de Competencia. Esta propuesta se produce en un momento en que los dos informes emitidos por la CNC han sido especialmente prolijos en el señalamiento de los efectos anticompetitivos de la operación. Y es que, además, no se han andado por las ramas, ni han caído en una posición saducea, consistente en desplazar el foco hacia los ciclos combinados o la generación eléctrica, cuestiones importantes, aunque menores en el trasfondo de la operación. En este sentido, el señuelo parece que no ha funcionado.
Gas Natural “aportó” como métodos para “mitigar” los efectos de la operación la desinversión de 800 MW de ciclo combinado y 300.000 puntos de distribución. En el conjunto de toda la operación, una baratija. Ni rastro de nada que tenga que ver con el aprovisionamiento de gas, verdadero “nudo gordiano” de la operación, dado que la misma se realiza entre el 1º y casi el 2º aprovisionador de gas del país, lo que puede llevar a que esta actividad configure un cuasi monopolio de facto.
Lo primero que produjo entre todos los expertos la propuesta fue, por tanto, perplejidad, en la medida en que el lacónico documento emitido por Gas Natural trasluce una “diferencia cognitiva” importante con respecto a lo que se ha visto en los informes de la Comisión Nacional de Competencia. Y, por ello, la pregunta es, suponiendo que todos los operadores son racionales y, lo que es más importante, sensatos, ¿por qué se produce esta diferencia, qué papel tiene esta primera “oferta” de Gas Natural en el proceso de negociación con las autoridades de Competencia?. El posible análisis del trasfondo puede ser más importante que el de lo evidente.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el resto de empresas energéticas observan con preocupación el resultado de la operación, que puede incluso no ser inocua en la fijación de precios de la electricidad y del gas. Lo segundo, que de las desinversiones que se produzcan, existirán posibilidades de crecimiento para otros operadores en determinados segmentos de mercado. Tercero, y especialmente, porque la titularidad compartida de Unión Fenosa Gas y de Eufer y su conjunto de pactos parasociales puede derivar en un proceso que encarezca sustancialmente la operación para GN o que suponga un respiro financiero si se produce la venta (a costa de virar sus objetivos estratégicos).
Otro aspecto a tener en cuenta es que los precios a los que se formalizó la operación (altos ya en su momento como reconocen los analistas) han sufrido un importante castigo fruto de la crisis económica, financiera y bursátil (con el trasfondo de la “quita” del déficit tarifario que ha incidido especialmente en el sector energético). Consecuencia: la compra se realiza a precios de antes del crack bursátil y las desinversiones (es decir las ventas de activos) con la perspectiva y coyuntura contractiva actual. Mal negocio en una operación en que todo está ajustado de talla hasta el extremo, porque en este estado del arte, es difícil que la operación soporte alguna desinversión más de la prevista.
Por tanto, esta “negociación”, con primera puja encima de la mesa puesta por Gas Natural, aunque formalmente está dirigida a la CNC, de facto esté dirigida al vendedor, a Florentino Pérez. Todo ello, con el fin de que, si la Comisión Nacional de Competencia propone (con toda la lógica de la competencia) desinversiones coherentes con el rigor y trabajo serio de diagnóstico en los distintos mercados (es decir una cosa seria), ACS se pueda avenir a renegociar las condiciones de la venta.
Bien es cierto que Gas Natural ha intentado varias veces operaciones corporativas que no han llegado finalmente a fructificar, y que, posiblemente, ésta sea una de las últimas oportunidades en el mercado español para la gasista. Lo que pasa es que el coste de la misma en términos de endeudamiento puede resultar muy elevado y, evidentemente, estamos en tiempos de tribulación.
Permanezcan atentos a la pantalla.