Cada día tiene su afán

Parece que el afán ha estado detrás de la designación de Sebastián al frente de la cartera de Industria. Como los grandes trascendentalistas y religiosos hablaban de afán para hablar de los objetivos del hombre, una predestinación así ha estado detrás de este nombramiento. Por eso, tras los primeros momentos de estupor y de ese proceso vertiginoso de nombramiento de los ministros, juramento/promesa de su cargo, elección de equipo, entre otras liturgias, ahora se van conociendo más detalles, sobre el alcance de la designación personal de Miguel Sebastián y de las circunstancias que lo rodearon.

Parece confirmarse que se trata de una decisión personal, directa del propio Presidente y que, por el propio decurso de los acontecimientos, parece miliméticamente preparada desde el mismo momento en que comenzó el proceso de quinielas para la conformación del gobierno. Por eso, toda la parafernalia de orquestar una ceremonia interesada de las filtraciones que se venían produciendo en torno a otros nombres, entre ellos el del propio David Vegara, hombre muy cercano al Vicepresidente Solbes. Varios globos sondas que atribuían la cartera de Ciencia e Innovación al ex Director de la Oficina Económica del Presidente, son considerados a la vista de los hechos posteriores como un ejercicio consciente de despiste, desvelado en el ultimo momento, toda vez que también esta nueva cartera ha ido ido a parar a personas de su círculo.

También se ha podido saber que, en Economía de esta designación no tenía noticia alguna, lo que fue una sorpresa que corrió como la pólvora. Todo apunta a una estrategia dirigida desde el centro de mando para obtener el objetivo prioritario que era el conseguir a toda costa el acomodo de Sebastián en el puesto de Ministro, sin que ninguna operación pudiera ‘quemar’ al candidato. Había dos cosas que no encajaban en la versión ‘naif’ que era colocar a Miguel Sebastián al frente de un Ministerio de Innovación: la primera, el reducido ámbito competencial que recibiría el nuevo y flamante Ministro. La segunda, el ejercicio de cobertura y defensa a ultranza que había realizado el propio presidente desde el fracaso de Madrid, era desmedido para un resultado tan modesto. En suma, una ingenuidad.

Por otra parte, Sebastián no goza de buena reputación dentro del propio partido y en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, en la medida que ha sido responsable de varios momentos difíciles de explicar al partido. Desde la campaña electoral y el resultado en el Ayuntamiento de Madrid, hasta el comportamiento conocido en las operaciones corporativas en su etapa en Moncloa, habían hecho mucho daño en su relación con el Ferraz. Eso y el hecho de provenir directamente desde la cúpula, el hecho de ser designado, impuesto, es algo que siempre provoca recelos importantes (que se lo digan si no a Manuel Pizarro). Pero, también es cierto, que el Presidente relativiza la función del partido de forma instrumental en su ejecutoria desde que es inquilino en La Moncloa, y ahora más, una vez conseguida la reelección. También relativiza, el papel de Solbes en la campaña y en la economía, creador del ‘frame’ de la confianza.

Por su parte, las empresas, digieren cada una a su manera al nuevo inquilino. Un nerviosismo que se tradujo en palabras de elogio al nuevo Ministro (mal llamado ex Asesor económico del Presidente, porque nunca ha sido ex). Por su parte, Florentino Pérez no acude a su toma de posesión. Los responsables de las empresas energéticas están todos presentes. Nadie puede estar tranquilo en su fuero interno.

A Miguel Sebastián, todo el mundo le considera capaz de componer en torno a sus trazos, cualquier complejo trasiego en la composición de la estructura empresarial y financiera de nuestro país. Y, el riesgo que todos los medios apuntan es ése, que esa puede ser su mayor dedicación y afán (cada día es un afán). Y, parece que la propia conformación del Ministerio hará que sea el propio Sebastián el que se implique más en los asuntos relacionados con las empresas de los sectores que son objeto de este Ministerio, pongámonos en el caso de la energía.

Lo que está visto es que Zapatero se ha desligado completamente de ataduras y del partido, una vez ‘utilizado instrumentalmente’ para un nuevo tipo de cesarismo en la Moncloa (y ya van tres, en formatos diferentes)’ e ‘inutilizado operativamente como partido’, al ser definido como una máquina de ganar elecciones y organizar mitines. A este presidente fuertemente táctico, ya se le llama en la prensa en su segunda legislatura, el Zapatero afianzado, frente al antiguo «Bambi».

Cada Presidente tiene su afán. Cuidado con el gobierno de los afanes.