Mover ficha

La subida en Bolsa de las energéticas españolas tras las elecciones generales requiere un análisis específico. Por un lado, los analistas señalan las expectativas de que el nuevo Ejecutivo sea favorable a seguir con las operaciones corporativas en el sector, favoreciendo la integración o configuración de empresas más grandes que las actuales. Las configuraciones barajadas por los confidenciales, los medios de comunicación escritos, especializados y los mentideros, podrían determinar todo el arco del número de combinaciones posibles de un número concreto de elementos (empresas) tomados en paquetes de dos o de tres compañías, incluso.

Por otra parte, está el trasfondo del interés de EDF y ACS en una operación de adquisición de Iberdrola por un procedimiento semejante al de Acciona y Enel sobre Endesa. Muchas similitudes. Una empresa pública de país europeo aliada con una empresa española y unos acuerdos que incluyen el troceamiento futuro de la compañía. Una única diferencia sobre esta primera operación, la ubicación de un ‘caballo de Troya’ en Iberdrola: en este caso ACS, con derechos políticos ampliados gracias a la CNE, sobre lo que hubiera sido lo normal de seguir aplicando la Comisión Nacional de Energía sus criterios previos, hasta que ACS se puso por delante. Otra similitud, el procedimiento de adquisición por la vía de lanzar una OPA, una vez que a través de operaciones en el mercado se logra ‘secar’ la liquidez del valor. Es decir, una película sin emoción a partir de sacar ventaja y aparcar paquetes accionariales.

En este caso, parece que las espadas habían estado en alto durante toda la campaña electoral, lo que a juicio de muchos analistas era el preludio (o la continuidad) de las hostilidades, llegaría una vez finalizadas las elecciones generales. En varios confidenciales, se anuncia un precio incluso de lo que sería la OPA de EDF y, en otros, se recoge el plácet para el lanzamiento de una integración entre Gas Natural e Iberdrola.

En todo caso, la campaña electoral ha servido para poner en evidencia algo ya conocido: que con la culminación de una operación entre EDF y ACS, significaría liquidar las empresas energéticas españolas, como empresas eficientes y que operan en un mercado liberalizado (y lleno de minas por la propia política oficial de la Secretaria General de Energía, lo que en defintiiva las deteriora en su valor), en manos de empresas públicas y monopolios, con ratios de eficiencia menores y con tesorería formada a base de proteccionismo. Todo ello, en ocasiones con la aquiesciencia del Ejecutivo, con posicionamientos que impidieron operaciones entre empresas españolas (recordemos los casos de Gas Natural e Iberdrola, y la operación de Endesa e Iberdrola, durante la administración del Partido Popular) o por mera indolencia. El gobierno tiene un aprieto porque no hay plan B para sustituir a Iberdrola en la españolidad energética ganada con su propio proyecto empresarial, tras la entrega de Endesa.

Por eso, el Gobierno una vez terminadas las elecciones y con la mayor rapidez tiene que expresar(se) en lo que se refiere a esta operación en ciernes. Debe llevar la iniciativa, antes de que suceda lo que en el caso de Endesa, que todo el mundo supo como comenzó y nadie sabía como iba a terminar. Debe tener un pronunciamiento expreso, más allá de insinuaciones sobre la titularidad pública de EDF (Zapatero, ayer, lo que ya es un avance, eso sí) y del Solbes, como Ministro de Economía, durante toda la campaña. En primer lugar, porque pueden estar ya actuando esos operadores financieros, con sus ordenadores y pantallas, consolidando posiciones de cara a la batalla final. Por ello, no se puede esperar al calendario para la nueva configuración del Gobierno, y también para evitar otra situación tormentosa y de deriva como la que asistimos en el caso de Endesa, nada edificante para nuestra Administración, con costes muy severos en términos de credibilidad interna y exterior.

Por ello, el Gobierno en funciones debe mover ficha, cada minuto cuenta, con visión estratégica de sector, con visión de estado, antes de que pierda la jugada, el control de la situación y traslade su posición en torno a su posición en torno defenestrar la primera eléctrica que nos queda con relevancia internacional.

Para gobernar mejor.