Uno de los mejores sistemas gasistas del mundo

Ayer publicábamos en Energía Diario una entrevista con el Presidente de Enagas, Antonio Llardén, que cumple un año al frente del operador de transporte y del sistema gasístico en España. Es evidentemente que el desarrollo del mercado gasista en España ha sido muy importante y rápido, por lo que cobra especial importancia en el desarrollo del sector energético.
España es hoy uno de los mejores sistemas y mercados de gas del mundo. Esto ha podido conseguirse, en primer lugar, por la diversificación en el aprovisionamiento que procede de la combinación del importante número de plantas de regasificación y su combinación por la importación de gas a través de gaseoductos. Lo primero, combinado con lo segundo, permite también que la dependencia exterior se vea matizada por la capacidad de recibir gas con origen en múltiples países exportadores.
Para seguir siendo uno de los mejores sistemas gasistas del mundo, es preciso contar con una red muy flexible que facilite el desarrollo del mercado gasista. Con procesos de inversión y desarrollo de la red muy ágiles y también con sobrecapacidad, que garanticen la seguridad de suministro y atiendan los focos en los que se está produciendo la demanda de suministro.
También hay que afrontar, en este sentido, cuestiones como los almacenamientos subterráneos que son elementos llamados a incrementar la autonomía y seguridad de suministro. Estas infraestructuras tienen problemas propios de ubicación y emplazamiento (incluso de rechazo), de participación en las mismas del empresas privadas en su inversión y explotación y, consecuentemente, el derivado de la definición de la regulación de los mismos de forma estable, con un modelo retributivo coherente con lo que son los componentes de la inversión en términos de riesgo
Es en este contexto en el que hay que valorar el papel del operador de sistema y de transporte de gas. La importancia de sus actividades inversoras y de desarrollo de la red, como elemento que faciliten el mercado y que no suponga un cuello de botella, ni para la evacuación de energía desde las plantas de regasificación, ni para su acceso a masas geográficas y de población a este suministro. En este contexto, que haya fluidez entre el operador de sistema y transporte, las empresas y las Administraciones Públicas involucradas, es clave.
Esto no quiere decir que el sector gasista no tenga hoy varios gordianos. En primer lugar, el papel que el gas empieza a jugar en la propia generación eléctrica y su visión ‘dual’ con respecto al propio consumo directo residencial y empresarial. En segundo lugar, la situación empresarial y las relaciones con Argelia, verdaderamente tormentosas en el último año, fruto de la ausencia de lo que hemos denominado una ‘Administración Exterior Económica’. Ejemplo de ello son las negociaciones con Sonatrach acabaron con malos resultados para las empresas españolas (Gas Natural y Repsol) a cambio de que Industria abriera totalmente el mercado. Otro ejemplo, es que todavía no está claro la participación de Gas Natural en el proyecto Medgaz, Y, el papel estratégico de nuestro país como ‘hub’ entre África y Francia está ‘francamente’ desaprovechado en términos estratégicos y políticos. Y finalmente, la reciente polémica del ‘switching’ (o doble switching’, mejor dicho) en el mercado gasista se ha propiciado con la reforma de la Ley de Hidrocarburos, fruto de una anomia regulatoria, de una ausencia de ejercicio regulatorio.
Para seguir avanzando, se impone una visión gestora y estratégica de medio plazo, teniendo en cuenta el papel creciente del gas y las relaciones estratégicas que genera, evitando que entre en el tráfago político. Para ello, cada uno debe estar en su papel, regulador, operador de transporte, de sistema y empresas. Cada uno haciendo lo que debe. Como en todo.