El temor a una recesión en Estados Unidos enfría el precio del crudo

Los precios internacionales del petróleo han perdido casi un 10 por ciento desde que alcanzaran el simbólico máximo de 100 dólares por barril el 3 de enero pasado por el pesimismo sobre la economía de EEUU, el motor del consumo mundial.
Los temores alimentados por los malos datos económicos en EEUU, los números rojos de la banca, y los comentarios negativos del presidente de la Reserva Federal de EEUU, Ben Bernanke, han sido determinantes para causar un retroceso en los precios. Los nubarrones sobre la economía estadounidense volvieron a marcar la tendencia con los datos del pasado jueves de que la construcción de viviendas nuevas descendió cerca de un 25 por ciento en 2007, la mayor caída en casi 30 años.
Las recientes caídas del crudo se deben, según los analistas, al temor a una desaceleración del consumo por la caída del crecimiento económico mundial por la crisis hipotecaria en EEUU y el mantenimiento de los niveles de la producción petrolera.
Bernanke aseguró esta semana que la economía del país ha empeorado recientemente y que los riesgos de una caída en el crecimiento son más pronunciados, aunque no prevé una recesión.
La tendencia bajista durante esta semana comenzó el martes, entre expectativas de que las reservas de crudo almacenadas en EEUU habrían subido en la pasada semana, algo que se confirmó al día siguiente con un aumento de los inventarios de 4,3 millones de barriles.
Los precios internacionales reaccionaron a la tendencia bajista el viernes con una ligera subida tras unas pérdidas semanales en torno al 4 por ciento.
El Petróleo Intermedio de Texas cerró la sesión el viernes a 90,57 dólares el barril, después de encarecerse 44 centavos con respecto al día anterior, mientras que el Brent, referencia en Europa, acabó la semana en 89,23 dólares, 48 centavos más que el cierre anterior.
El petróleo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), por el contrario, bajó ligeramente el jueves para cotizar a 86,30 dólares por barril, 12 centavos menos que el día anterior.
Ante los escenarios cada vez más pesimistas, el presidente estadounidense George W. Bush presentó un plan que incluiría, de ser aprobado, incentivos, rebajas fiscales y devoluciones impositivas de entre 145.000 y 150.000 millones de dólares, casi el uno por ciento del PIB de EEUU.
En un mercado en el que aún no se termina de ver claras las dimensiones de la crisis crediticia, la volatilidad y los nervios parecen ser la reacción a la incertidumbre. Ante el impacto que el petróleo tiene en la inflación, con cifras récord no vistas en más de una década en EEUU y en algunos países europeos, incluida España, Bush pidió también a la OPEP esta semana que abriera las espitas para enfriar los precios.
La OPEP, que controla dos tercios de la exportación mundial de petróleo, se mostró cautelosa ante la petición, que se produce a menos de dos semanas de la reunión ministerial del grupo en Viena el primero de febrero.
El ministro saudí de Petróleo, Ali Al-Naimi, la voz con más peso dentro de la organización, reconoció su preocupación de que «Estados Unidos caiga en una recesión». Pero acto seguido afirmó que «subiremos la producción cuando el mercado lo justifique, ésa es nuestra política», en la línea de otros dirigentes de la OPEP, que subrayan que una subida en un momento de débil demanda puede hacer colapsar los precios.
En este panorama la Agencia Internacional de Energía (AIE) mantuvo prácticamente sin cambios sus previsiones de la demanda en 2008, aunque podría rebajarlas si se degradaran las perspectivas de la economía estadounidense.