La insoportable incomodidad política de la energía nuclear

Uno de los ‘pandemonium’ de la campaña es la aparición dentro del debate político de la energía nuclear. Verdadera patata caliente que circula de mesa en mesa, sobre todo en estos momentos, en los que sería preciso un pensamiento estratégico futuro a la hora de tomar decisiones. El hecho es que en la comunicación electoral de los partidos, la energía nuclear es un espinoso asunto, genera mucha intranquilidad y a la vez tiene una capacidad notable de generar polémica, por lo que es mejor se sitúe dentro del armario.

Industria esconde la Prospectiva 2030. Como también esconde la tarifa o lo que hará con la detracción de derechos de emisión hasta el último momento. Los primeros indicios e informaciones destacan de la prospectiva que no tendrá en cuenta nuevos activos en generación nuclear. En eso parece que los autores han seguido perfectamente la consigna. Ahora, no se sabe que pasará con la tarifa eléctrica para absorber los costes de la generación por energías más caras, con la dependencia energética exterior o con la estabilidad

El PSOE dice que no construirá más centrales y que no aumentará el ciclo de vida útil de las existentes. Parece que el programa electoral recogerá y hará explícito este postulado, posición que no es homogénea en las familias socialistas, repleta de corrientes ocultas que, fruto de la estancia en la Moncloa es más proclive a una cierta homogeneidad. En todo caso, como todos los programas electorales tienen un componente de ‘buenismo’ sociológico y de expresión elusiva de fórmula jurídica no contractuales refinada. Y, en todo caso, fíjense lo que pasó en su momento con la promesa de aumentar el mercado liberalizado hace cuatro años. O con toda la retórica política en torno al medio ambiente y los derechos de emisión y sus resultados: inestabilidad regulatoria, déficit tarifario y aumento de emisiones en la legislatura.

Solbes echa una mano al partido y siembra de dudas la viabilidad de la energía nuclear. Parece que el adagio de Mahoma y la montaña se está cumpliendo con Solbes y uno de estos ejemplos han sido sus declaraciones sobre la energía nuclear. Un vicepresidente económico que ha estado estos ultimos cuatro años al ralentí y que ha sido superado en numerosas ocasiones por los responsables de las distintas carteras (primero, el mismo lo ha declarado; segundo el caso de la energía y sus trastornos regulatorios parecen paradigmáticos), ha pasado a apoyar el discurso. Así, Solbes, en esa ambigüedad ¿calculada? que le caracteriza (y que tanto daño ha hecho durante esta legislatura), cuestiona la energía nuclear por la vía de indicar que ‘si se considera el coste de los residuos puede que no sea tan interesante’. Eso si, tampoco lo contesta, tampoco se pronuncia. Alguna vez se le podría requerir al Vicepresidente que saliera a cuerpo limpio, en lugar de considerar que la mejor respuesta es una pregunta. Si no, podemos pensar que su papel de Solbes siempre es el de legitimar política de partido y arreglar desaguisados…

Y Rajoy, no sabe, no contesta. La semana pasada antes del ‘affaire’ Pizarro y del ‘affaire’ Gallardón-Aguirre, en el desayuno del Forum Nueva Economía, el candidato popular pasó de puntillas sobre el tema de la energía y respondió de forma elusiva porque fue requerido por la vía de las preguntas. Cuando uno tiene en la cabeza lo que iba a empezar a pasar esa misma tarde, lo que a uno se le ocurre es una expresión de ‘Señor, señor, que pase de mi este cáliz (y del otro, y de la otra, y… del que venga)’. En esa tesitura, la posición sobre el sector energético (algo capital en un país como en nuestro con una dependencia exterior altísima) pasa a un segundo lugar. Total, que no sabemos nada nuevo sobre la posición del candidato popular.

Por cierto, dicen que por su claridad y carisma, en las ruedas de prensa, Pizarro causa furor.