Gas e hidrocarburos se asoman a su espiral

Si el año pasado en el ámbito del sector eléctrico recogíamos la conclusión de que 2007 había sido el año de la inseguridad jurídica, podemos hacer un repaso por los acontecimientos que, en el ámbito del sector del petróleo y el gas, han tenido lugar. Quizá el sector petrolero es el que mantiene actualmente una relación más estable con la regulación, lo que hace que este aspecto, el regulatorio en 2007, al menos en lo que se refiere a la administración estatal, no refleje grandes impactos.
En este sentido, el sector de los hidrocarburos se ha visto afectado fundamentalmente por una coyuntura de salto en los precios del petróleo, algo que tiene su continuidad en estos primeros días de 2008, alcanzando el récord y la cifra mágica de 100 dólares el barril. Una cifra nada tranquilizadora teniendo en cuenta la volatilidad de este sector, los riesgos geoestratégicos a los que está sometido y la situación de muchos de los países productores.
Esto no quiere decir que no hayan existido determinados movimientos en torno a las empresas de este sector en el año 2007: por una parte Cepsa y Repsol venden su participación en CLH, y Repsol a final de año es menos argentina, al vender parte de su filial YPF al millonario argentino Eskenazi con el plácet del gobierno del país andino. La situación en América Latina ha introducido incertudimbre en la petrolera, además de la evolución de sus resultados.
Por otra parte, tras su paso por el Consejo de la Comisión Nacional de Energía, queda pendiente la formulación final de la regulación de los incentivos a la comercialización de los biocarburantes. Una regulación que en su paso por la CNE ha revisado en profundidad estos mecanismos, fijando porcentajes mínimos separados para biodiesel y bioetanol y un porcentaje conjunto total para lograr los objetivos de consumo de biocombustibles. La propuesta inicial de Industria establecía un porcentaje semejante para bioetanol y biodiésel, con una penalización muy superior en caso de incumplimiento en el caso del bioetanol. Expertos y CNE han señalado que esta regulación, no contemplaba, en primer lugar, las dudas que siembran los propios informes recientemente aparecidos que cuestionan la eficiencia ambiental y económica de los biocarburantes, el parque de vehículos español cada vez más dieselizado, la estructura de la industria del refino de nuestro país y las transformaciones a realizar en el sector de la distribución de hidrocarburos.
En el ámbito del sector gasista, 2007 fue el año de Argelia en las relaciones internacionales poniendo en evidencia la ausencia de una diplomacia económica exterior en nuestro país. Las negociaciones con la empresa Sonatrach han dejado a Repsol y Gas Natural fuera del proyecto Gassi Touil. Sonatrach consiguió además, del Ministerio de Industria comercializar libremente en nuestro país, mientras ha estado renegociando los precios de sus actuales contratos de suministro. Y sigue abierta la situación societaria del consorcio Medgaz, dónde la presencia de Gas Natural está sometida a un baile de pasos adelante y hacia atrás
Esto no quiere decir que no hayan existido efectos desde el punto de vista regulatorio, en el sector gasista, más expuesto que el petrolífero a la técnica regulatoria de nuestro país, aunque menos que el eléctrico y las renovables. Por un lado, la retribución de los activos de transporte de gas, fue caballo de batalla a principio y a final de año, en medio del mar de fondo alrededor de una posible y cada vez menos disimulada operación de intentar unir Enagás y Red Eléctrica, como también apuntan los movimientos realizados por la SEPI, aumentando su participación en la primera.
Por otra parte, la figura del swicthing en el sector gasista, aparecida con la reforma de la ley de hidrocarburos, tampoco ha estado exenta de controversia, habiéndose dividido (casi contra el propio concepto legal y económico que vienen a desarrollar) esta actividad en dos: por una parte la actividad gasista, y por el resto el suministro a los grupos de ciclo combinado en otro (empresas eléctricas).
Por su parte, sigue abierto el problema del sector de la distribución del butano, el eslabón más débil de la cadena, con subidas el precio de combustible orientadas a cubrir las elevaciones en el precio de producción, pero que miran hacia otro lado en lo que se refiere a un sector que está viviendo una transformación importante en los hábitos de consumo y en su demanda en nuestro país, y que requiere políticas regulatorias orientadas a su reconversión y actualización. Lo peor es que sus responsables sectoriales lo saben y la Administración no parece muy dispuesta a meterse en ningún fango, de forma que la patata caliente circula por todo Madrid.
Volviendo al principio. Con el petróleo a 100 euros y el gas referenciado al precio del petróleo, con una generación eléctrica cada vez más basada en los ciclos combinados, nuestros consumidores eléctricos viven en su previsión de IPC, ni siquiera en el IPC real. ¿Cómo afectará la teoría de los vasos comunicantes a esta coyuntura?. Todo está relacionado.