El crudo resiste en torno a los 92 dólares ante la incertidumbre política y económica

Los precios del petróleo concluyeron la semana en torno a los 92 dólares por barril en los mercados de futuros de Londres y Nueva York, en un ambiente de incertidumbre con diferentes pronósticos sobre la demanda de hidrocarburos.
Las cotizaciones petroleras experimentaron una gran volatilidad, con fuertes reacciones al cuarto descenso consecutivo de los tipos de interés fijado por la Reserva Federal de EEUU el martes y al acuerdo de esa entidad y otros bancos centrales de coordinar medidas para afrontar la crisis global de liquidez, anunciada el miércoles.
Estas noticias influyeron también en el valor del dólar estadounidense frente al euro y otras divisas, que cuando se debilita tiende a fortalecer la cotización del «oro negro», y si se aprecia debería facilitar el abaratamiento de esa materia prima.
Tras iniciar la semana a la baja, cayendo a menos de 87 dólares/barril el crudo de Texas (WTI), la referencia para Estados Unidos, y el barril de Brent -referente en Europa– hasta los 88 dólares, ambos subieron casi 2 dólares el martes y más de 4 dólares el miércoles, antes de retroceder de forma moderada. Y es que el jueves, al mercado petrolero volvieron las dudas de que el acuerdo anunciado por la Reserva Federal de EEUU, el Banco Central Europeo (BCE) y las entidades emisoras de Inglaterra, Canadá y Japón logren su objetivo de solucionar el problema de liquidez en el sector bancario, según destacó la consultora especializada PVM.
En consecuencia los precios perdieron más de la mitad de lo ganado el miércoles, y terminaron finalmente con tendencias mixtas en Londres (al alza) y en Nueva York (a la baja), a 92,69 y 91,27 dólares el barril de Brent y WTI, respectivamente (ambos en sus contratos para entrega en enero).
Así, el crudo de Texas se encareció un 3,4 por ciento frente al valor del cierre de la semana precedente (88,28 dólares), al tiempo que la subida semanal del Brent fue del 2,7 por ciento.
Mientras, la cotización del barril de crudo usado como referencia por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) avanzó un 4,6 por ciento -de 84,48 a 88,35 dólares- en siete días.
La incertidumbre sobre cómo evolucionará la economía mundial ante el impacto de la crisis crediticia y de la vivienda en Estados Unidos se refleja también en las cautelosas correcciones de los pronósticos sobre el crecimiento de la demanda energética.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) y la OPEP publicaron el mismo día sus nuevas previsiones para 2007 y 2008.
Según la AIE, el mundo requerirá en 2008 una media de 87,8 millones de barriles diarios (mbd), mientras la OPEP calcula que el consumo será menor en 700.000 bd, pues lo cifra en 87,1 mbd.
Esta diferencia justifica la diferencia prácticamente constante entre la AIE, defensora de los intereses energéticos de las naciones industrializadas, y la OPEP, en cuanto a las necesidades de más crudo: la primera insiste en pedir a la segunda un aumento de los suministros, y ésta afirma que el mercado está bien abastecido.
En consecuencia, los trece países miembros de la OPEP cerraron 2007 con la decisión, adoptada el pasado día 5 en Abu Dhabi, de no modificar por el momento su actual cuota de producción. En su informe, la organización cifra, en base a «fuentes secundarias», en 31,45 mbd su producción total en noviembre, y relaciona la decisión de Abu Dhabi al hecho de que en los mercados no hubo cambios fundamentales que justificaran los últimos abruptos movimientos de los precios, que en cambio atribuye a la especulación financiera.
«Sin embargo, a la luz de la considerable incertidumbre sobre el crecimiento de la demanda en los próximos trimestres, la conferencia acordó volver a reunirse el 1 de febrero (en Viena) para revisar la situación» del mercado nuevamente, se recuerda en el documento.
La OPEP cuenta con que «la mejora en la situación geopolítica y los pronósticos de ralentización de la economía» deberían aliviar la presión sobre los precios del petróleo. Sin nombrarlo expresamente, los expertos del grupo aluden así a una aparente distensión en torno al conflicto por el polémico programa nuclear de Irán y a la mejora de las exportaciones de crudo de Irak, dos países fundadores de esta organización que hoy controla más del 40 por ciento de la producción mundial de crudo.