Un petróleo distante desata la euforia en torno a la brasileña Petrobras

Un enorme yacimiento de hidrocarburos en Brasil podría abrir una nueva era para este décimo mayor consumidor de energía del mundo, pese a que aún es temprano para contar los pollos antes de nacer.
La estatal petrolera Petrobras confirmó un reservorio con entre 5.000 y 8.000 millones de barriles de petróleo y gas natural, en un nuevo horizonte geológico en el fondo del Atlántico. La euforia de estos anuncios agita la bolsa de valores de Sao Paulo, donde las acciones de la petrolera acumulaban un avance del 25 por ciento en dos días y concentraban la mitad del dinero negociado.
En el mercado de Nueva York Petrobras fue la octava empresa más negociada, con 2.852 millones de dólares, según cálculos de la consultora Economática. En Brasil y Nueva York Petrobras movió 5.847 millones de dólares, el mayor volumen de su historia bursátil. Estos números ilustran el furor tras un anuncio que fue de inmediato capitalizado políticamente por los principales ministros del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Además de esas reservas, que por sí solas elevará en un 50 por ciento las existencias probadas de todo Brasil, la empresa también dijo que existen en ese horizonte -de 800 kilómetros de longitud por 200 de ancho- reservas probables como para elevar este país al selecto club de los 10 grandes productores y exportadores mundiales.
El yacimiento Tupi, fue encontrado en el bloque BM-S-11 – con unos 100 kilómetros cuadrados- que es operado por Petrobras (65 por ciento) junto con la portuguesa Galp Energía (10 por ciento) y la británica BG Group (25 por ciento). Este consorcio se lo adjudicó en 2000, durante una subasta organizada por la Agencia Nacional de Petróleo (ANP) al pagar un bono de 15 millones de reales (unos 8,6 millones de dólares).
El gobierno, por orden de Lula, retiró 41 bloques ubicados en el nuevo horizonte geológico de una nueva subasta programada para finales de noviembre, invocando la necesidad de resguardar el interés nacional. La decisión fue interpretada por analistas petroleros y empresarios como un monopolio de Petrobras sobre este área que se supone que será una de las más ricas fronteras petroleras mundiales de los próximos años. Esto ayuda a explicar el furor con los papeles de Petrobras, en típicos movimientos especulativos basados en eventos futuros.
Hace tiempo datos de Petrobras vislumbraban estas reservas probables y habían servido para elevar las ahora frustradas expectativas sobre la nueva subasta de la ANP.
El optimismo no se ha amilanado pese a las advertencias de que habrán de pasar entre cinco y seis años para declarar la comerciabilidad del primer yacimiento probado, ubicado hasta a 7.000 metros desde la superficie del Atlántico.
Brasil es un gigante sediento de energía con uno de los mayores planes de expansión en la industria petrolera mundial y Petrobras sola invertirá 112.000 millones de dólares en los próximos cuatro años, sin contar el nuevo escenario. A medio plazo el país pretende duplicar su actual producción de 2,0 millones de barriles por día (bpd) de crudo y gas.
El petróleo de Tupí es liviano, de alto valor comercial, pero está en un horizonte donde nunca antes nadie ha llegado, más allá de una cama de sal de unos 2 kilómetros de espesor que lo separa de las cuencas tradicionales del país.
El director de Exploración y Producción de Petrobras, Guilherme Estrella, afirmó que «no hay barreras tecnológicas objetivas» para la empresa en Tupi pero solamente entre 2010 y 2011 el verdadero potencial del yacimiento será probado con una estructura que deberá producir unos 100.000 barriles por día y costaría unos 4.500 millones de dólares.
«Desde el punto de vista político han hecho un carnaval, pero todavía es muy temprano para eso», dijo el geólogo Giuseppe Baccocoli, consultor petrolero de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Refutó los extremos de comparar a Brasil con potencias petroleras como Venezuela y los países árabes. «Pero sin duda el descubrimiento tendrá reflejos mundiales. Hasta ahora sólo hay petróleo abundante, con excepción del Mar del Norte y Canadá, en lugares poco amigables», para los grandes consumidores occidentales, destacó Baccocoli.
Baccocoli calcula que el costo total de producción por barril sumando los costos exploratorios y financieros en Tupi no deben salir por menos de 30 dólares el barril en la primera fase. «El petróleo tendría que caer por debajo de 40 dólares para hacer inviable este esfuerzo», señaló.
Todos los análisis indican que en el mediano y largo plazo el precio del crudo se mantendrá alto, en nuevos niveles de referencia.