El Gasoducto del Sur se enfría mientras Chávez cambia de estrategia

El Gasoducto del Sur, un faraónico proyecto del presidente venezolano, Hugo Chávez, se «enfrió», según el propio gobernante, que ahora promueve la exportación de gas natural licuado (GNL), una iniciativa que tiene en ascuas a Bolivia.
La gigantesca tubería inspirada en la retórica integracionista de Chávez tropieza con la realidad geopolítica regional, coincidieron especialistas consultados.
Con unos 8.000 kilómetros de largo y una inversión cercana a los 23.000 millones de dólares, el gasoducto iba a transportar 150 millones de metros cúbicos diarios de gas venezolano hasta Buenos Aires, pasando por Brasil y con ramales a Paraguay y Uruguay.
Su inviabilidad económica, financiera, ecológica y estratégica ha sido cuestionada por críticos a quienes Chávez acusa de ser «lacayos del imperialismo» y contrarios a la integración.
«Hace un año los presidentes Lula (Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil), (Néstor) Kirchner (Argentina) y yo nombramos ocho equipos de trabajo para que nos presentaran en agosto de 2006 sus avances. De repente las reuniones se acabaron. ¿Cómo uno interpreta eso?, que no hay interés», señaló recientemente Chávez.
La petrolera estatal brasileña Petrobras, socia de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en varios proyectos, guarda prudente silencio oficial pero entre bastidores sus técnicos dudan del volumen real de las reservas de gas de ese país y de la conveniencia de atar a Brasil a la voluntad de un caudillo como Chávez.
Pero Chávez parece dispuesto a darle una salida honrosa a su idea y hoy apadrina como si fuera suyo otro gasoducto en ciernes entre Bolivia y Argentina.
«El gasoducto avanza en el trecho que conecta a Bolivia y Argentina, pero el trecho que atravesaría Brasil fue bloqueado», dijo esta semana en Argentina.
Como parte de una gira «energética», Chávez asistirá en la ciudad sureña boliviana de Tarija a la firma de acuerdos energéticos entre el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el argentino Kirchner.
Los dos gobiernos avanzan en la construcción del Gasoducto del Noreste Argentino (GNA), en proceso de licitación y con el 60 por ciento de las obras garantizadas para el plazo 2008-2009, afirmó el ministro argentino de Planificación, Julio De Vido.
«Las obras están en marcha y los volúmenes de gas están asegurados», agregó sobre la tubería que transportará 27,7 millones de metros cúbicos diarios del gas boliviano hasta Argentina a partir del 2010 y quintuplicará la oferta actual.
Con las segundas reservas de gas natural de Suramérica después de las venezolanas, pero sin salida al mar, Bolivia está obligada a venderle su combustible a Brasil y Argentina por gasoductos.
Chile, otro vecino sediento de energía, está fuera de los planes bolivianos por conflictos históricos y el gobierno de Santiago se dispone a comprar GNL a proveedores de otros continentes.
En Bolivia, sin embargo, Chávez es acusado por la oposición de jugar un doble papel. Según el ex ministro de Hidrocarburos Mauricio Medinacelli, «el gas venezolano será un competidor del boliviano» en los mercados argentino o brasileño.
Para el ex superintendente de Hidrocarburos de Bolivia Carlos Miranda, la oferta de integración energética de Chávez tiene «un objetivo más político que real». Calificó de «triste realidad» que Venezuela, con 146 billones de pies cúbicos de reservas de gas, «no tenga una producción para la exportación» y ahora construya un gasoducto, el Transguajiro, para importar el combustible desde Colombia. Bolivia, con 48,7 billones de pies cúbicos en reservas, produce al límite con la demanda interna y externa, agregó.
Chávez promueve además con Argentina y Uruguay plantas de GLN como alternativa más rápida para el gas venezolano y la «integración energética».
Según la consultora PricewaterhouseCoopers, el GNL responderá por un tercio de todo el gas comercializado mundialmente en 2010 y en 2020 representará el 62 por ciento.
La propia Petrobras, que maneja tres proyectos para importar unos 20 millones de pies cúbicos por día para reducir la dependencia brasileña del gas de Bolivia, ha acelerado también la exploración y producción en el territorio nacional.
«Petrobras es una empresa tecnócrata, hace lo que muestran los estudios de viabilidad», más allá de los lineamientos políticos, señaló el consultor Giuseppe Bacoccoli.
Pero los planes de Chávez van más allá del gas y por eso PDVSA, en sociedad con Petrobras, está empeñada en la construcción de una refinería binacional en el estado brasileño de Pernambuco, y también firmó con Petroecuador un acuerdo para la construcción de otro complejo de refino en la provincia ecuatoriana de Manabí.