Lula lleva su «diplomacia del etanol» a México, Centroamérica y el Caribe

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, siguió una gira que empezó en México y que le llevó a Honduras, Nicaragua, Jamaica y Panamá, países en los que se propone incentivar la cooperación en biocombustibles, con énfasis en etanol.

El carburante que Brasil produce con caña de azúcar se ha tornado la punta de lanza más afilada de la política exterior de Lula, quien está convencido de que se trata de un arma ideal para combatir el calentamiento global y también la miseria en los países más pobres.

En cada escala que el presidente brasileño suscribió convenios de cooperación en esa área, que destacan entre el total de 37 acuerdos que Lula ha firmado en esos cinco países.

En el caso de México, fue una visita con un carácter político más global, sobre todo por la estrecha relación bilateral iniciada con las participaciones de ambos países como representantes del mundo en desarrollo en las cumbres del Grupo de los Ocho (G-8).

Esas citas de los ocho países más desarrollados le han permitido a Lula comenzar a forjar una relación personal muy cercana con el presidente mexicano, Felipe Calderón, facilitada incluso por el gran pragmatismo que ambos le imprimen a su política exterior.

En lo comercial, el principal objetivo de la visita de Lula ha sido dar un empuje al intercambio comercial entre Brasil y México, que el año pasado sumó 5.750 millones de dólares, cifra que ambos países están decididos a duplicar para el 2010.

Lula llegó a México acompañado por 50 empresarios, que tuvieron una serie de reuniones con sus pares mexicanos, a alguna de las cuales asistió el propio presidente, a fin de darle respaldo político a las negociaciones del sector privado. Durante su estancia de poco más de 24 horas en México, Lula tuvo dos reunioneos con Calderón, visitó la Corte Suprema, el Senado y se reunió con el alcalde de la capital, Marcelo Ebrard.

Posterioromente, partió hacia Tegucigalpa, en la que fue la primera visita oficial de un presidente brasileño a Honduras.

En las diez horas que Lula estuvo en Tegucigalpa, se reunió con su homólogo, Manuel Zelaya, y participó en la clausura de un Encuentro Empresarial Brasil-Honduras.

En el mismo día viajó hacia Managua, donde cenó con el presidente Daniel Ortega, quien en marzo pasado suspendió una visita que tenía prevista a Brasil por un inesperado fallo en el avión que lo transportaría. Ambos presidentes tuvieron una reunión de trabajo, presenciaron la firma de una serie de acuerdos bilaterales y luego Lula partió hacia Kingston, donde el jueves se entrevistó con el gobernador general de Jamaica, Kenneth Hall.

Asistió posteriormente en Port Esquivel, a 50 kilómetros de Kingston,a la inauguración de una planta de etanol de la firma Jamaica Broilers Group, en la que participan capitales brasileños.

Luego participó en un foro de negocios sobre etanol y fue recibido por la primera ministra jamaicana, Portia Simpson Miller, y posteriormente por el líder de la oposición en el Parlamento, Bruce Golden.

En Panamá, fue recibido por el mandatario Martín Torrijos con una cena en su honor. Ambos gobernantes mantuvieron una reunión privada y luego visitaron las esclusas del canal interoceánico, cuya ampliación ha generado interés en fuertes empresas brasileñas, como Odebrecht -que construye una autopista y un sistema de regadíos en Panamá-, Camargo Correa y Andrade Gutiérrez.

Representantes de esas empresas integraron la comitiva de Lula, quien en mayo pasado, durante una visita de Torrijos a Brasilia, abogó por la «capacidad tecnológica» de esas compañías, que ahora pretenden participar en la licitación de las obras de ampliación del canal, calculadas en 5.200 millones de dólares.

Tras la visita al canal, Lula regresó a Brasilia.