El conflicto «abierto» con Argelia

Que las relaciones entre España y Argelia no atraviesan su mejor momento parece evidente y quizá, a estas alturas, poco noticiable. La situación atraviesa momentos complicados. Desde que el Ministerio de Industria concediera autorización a la empresa argelina Sonatrach para comercializar un único bcm en el mercado español, la situación se ha vuelto cada vez más «tensa», al considerarse una decisión discriminatoria hacia la argelina. A partir de aquel momento, desde Argelia se ha insistido con mayor énfasis -en parte como medida de presión- en la renegociación de los contratos de suministro que el país africano mantiene con Gas Natural y para los que desde hace tiempo venía proponiendo un incremento del 20 %. Sin haber llegado a una solución acerca de la renegociación de estos contratos, el particular suma y sigue en las relaciones España-Argelia ha continuado con la reciente autorización con condiciones que, para elevar hasta el 36 por ciento su participación en el consorcio Medgaz, le impuso la Comisión Nacional de la Energía. Este ha sido el penúltimo capítulo del conflicto.
La autorización con condiciones otorgada por el organismo regulador ha provocado la rápida respuesta de Sonatrach que, tras conocer el contenido de la resolución, ha presentando un recurso ante el Ministerio de Industria en el que se solicita la supresión de las condiciones fijadas, entre otros motivos, por la falta de “proporcionalidad”.
A estas alturas, Chakib Khelil, a la sazón ex-presidente de la OPEP y en la actualidad ministro de energía argelino, «perro viejo» en las artes negociadoras, no duda en lanzar un «órdago» a las autoridades españolas, acusando al Gobierno de interferencia en la autorización que se le ha otorgado en Medgaz y «amenazando» con vender su gas a otros países.
La semana pasada, en un encuentro con la prensa argelina, Khelil se despachó a gusto y dijo que “si el bloqueo persiste, Sonatrach optará por licuar su gas para venderlo en otros mercados del mundo, lo que hará que el gasoducto Medgaz sea económicamente poco rentable”. Además, en relación con la autorización de Industria a Sonatrach para comercializar solamente 1 bcm de gas natural, resaltó que la cantidad le parece “ridícula y discriminatoria”.
Para que el mensaje resultara nítido para el Gobierno español, Khelil lanzó una última advertencia indicando que “cada vez que se necesiten fondos” para construir el gasoducto, en referencia a Medgaz, “sólo contribuirá en un 26 %, lo que conlleva riesgos que pueden retrasar la terminación del proyecto”.
Proyección internacional
Desde hace tiempo el gobierno argelino, a través de su empresa estatal Sonatrach, no ha «disimulado» su intención de participar en importantes mercados como el español ampliando su proyección internacional. Por ello, las últimas decisiones han supuesto un serio revés a sus aspiraciones.
Así, mientras en España surgían estas serias discrepancias con la Administración, en otros países de nuestro entorno, como Portugal, se recibía a Sonatrach con los «brazos abiertos». Tanto ha sido así, que Sonatrach ha tomado una participación del 2 % -que podría llegar hasta el 5 %- en Energías de Portugal (EdP). El caso portugués, sin embargo, no ha sido el único. Hace unas semanas, el entonces candidato a la presidencia francesa, Nicolás Sarkozy, tendió puentes hacia una «hipotética» alianza Gaz de France (GdF) y Sonatrach que, el ahora ya presidente francés, calificó de interesante. Aunque, tras aquella declaración de intenciones de Sarkozy, en Sonatrach se mostraron escépticos acerca de cualquier alianza con GdF, las últimas declaraciones de esta semana del administrador financiero de Sonatrach, Ali Rezaiguia, explicando que están en ‘negociaciones avanzadas’ para entrar en el capital de empresas energéticas europeas ha hecho saltar todas las alarmas.
En concreto las apuestas giran, como no podía ser de otra forma, en torno a GdF. Una de las afirmaciones de Khelil esta última semana podría, inconscientemente, haberlo anticipado. El ministro argelino argumentó que no parecía proporcional que a Gaz de France, que recientemente ha solicitado también autorización para comercializar en el mercado español, no se le impongan restricciones a su entrada en el mercado español mientras a Sonatrach se le limita el máximo a comercializar.
Si como algunos sospechan, Sonatrach estuviera en negociaciones con GdF se produciría una situación como poco peculiar, pues GdF tendría autorización para vender todo el gas que Sonatrach puede hacer llegar hasta España y sin embargo Sonatrach tendría limitada esa cantidad a 1 bcm.
Solución al conflicto
Independientemente de los acuerdos a los que pueda llegar Sonatrach con otras empresas energéticas, sea GdF u otras, parece importante que el conflicto actual acabe solucionándose. El cúmulo de conflictos abiertos entre la administración española y la argelina hace pensar que la solución a los mismos tendrá el carácter de mesa de negociación global, entrando varios asuntos en un paquete negociador.
Es importante recordar que además de los conflictos reseñados, en Argelia se encuentran disgustados con los retrasos en el proyecto de gas natural licuado Gassi Touil, desarrollado por Gas Natural (32 %) y Repsol (48 %) junto a Sonatrach (20 %). La planta de Gassi Touil es el proyecto más importante realizado por un consorcio internacional en Argelia y tendrá, cuando se finalice, una capacidad superior a los 4 millones de toneladas al año, lo que dará una gran «flexibilidad» al gobierno argelino para decidir el destino del producido en esta planta al presentarse en forma de gas natural licuado (GNL) disponible para poder ser transportado por barco.