La estrategia de Industria para conseguir disminuir el déficit acaba incrementándolo

En 2006, el déficit de tarifa (3.578 millones de euros) habría podido ser 1.028 millones inferior, es decir de 2.550 millones. Cinco Días informaba la semana pasada que la estrategia de Iberdrola en el pool, según un informe de Red Eléctrica (REE), provocó 1.028 de los 3.578 millones del déficit de tarifa. Unos 1.028 millones de los que, sin embargo, se habrían beneficiado también el resto de empresas. En concreto, según el informe de REE, 355 millones habrían sido para Iberdrola, 300 millones para Endesa y 120 millones para Unión Fenosa.
La noticia de Cinco Días «reavivaba» uno de los temas que más polémica suscitó durante el año pasado y que es consecuencia directa del RD 3/2006 aprobado en febrero de 2006 y del mecanismo que el mismo contemplaba para las reglas de casación de las ofertas en el mercado mayorista. Según la redacción aquel real decreto, se establecía un precio provisional de 42,35 €/MWh para la energía que las generadoras y distribuidoras de un mismo grupo empresarial compraran y vendieran simultáneamente en un mismo periodo horario.
Aquel real decreto no sentó nada bien en el sector. En el momento de su publicación, los precios del mercado mayorista estaban cerca de los 70 €/MWh, por lo que la norma suponía un perjuicio para todos los grupos que estaban a la vez presentes en el mercado de distribución y generación.
Aunque la normativa aprobada afectaba a todos los principales agentes del sector, la situación para Iberdrola era especialmente delicada al ser la única empresa que demanda más energía a través de su distribuidora de la que oferta su generadora. En la práctica, esto suponía que Iberdrola se veía abocada a ver toda su energía casada al precio establecido por el real decreto, 42,35 €/MWh, pues toda su generación sería absorbida por su distribuidora. El perjuicio era evidente para la generadora de Iberdrola, pues su actividad, liberalizada, y por tanto sin precio regulado, recibiría un precio «regulado» muy distinto al que habría recibido en condiciones normales de mercado.
Ante esta situación Iberdrola, en junio de 2006, decide rebelarse. Para ello, comienza una «estrategia» conducente a la búsqueda de «resquicios» en la redacción de la norma. Y los encuentra. Así, puesto que el RD 3/2006 implicaba la casación de las ofertas de venta y adquisición de energía presentadas simultáneamente en los mercados diario e intradiario, Iberdrola decide desviar su demanda de electricidad hacia los mercados de ajuste, es decir aquellos en los cuales se retribuye –por encima de los mercados diario e intradiario- a la energía que ayuda a solucionar las restricciones y desvíos necesarios para el correcto funcionamiento del sistema.
De esta manera, Iberdrola hacía evidente su desacuerdo con una medida que se revelaba como carente de toda lógica económica y que afectaba a un mercado, el de generación, que en la teoría, aunque parecía no así en la práctica, es una actividad libre y, por tanto, no regulada.
Un real decreto polémico
El RD 3/2006 fue planteado por Industria como la «solución» a un déficit de tarifa «intratable» que no podía ser resuelto mediante el recurso a la subida de tarifa, debido a su alto coste político. De ahí que el Secretario General de Energía en aquel momento, Antonio Fernández Segura, contemplara este real decreto como la solución para, al menos temporalmente, acabar con el crecimiento sin límite del déficit de tarifa.
El efecto de la medida, al contrario, resultó contraproducente y totalmente opuesto a los objetivos buscados. La actitud de Iberdrola, atrapada por el corsé de la normativa, llevó la situación al peor de los escenarios, un déficit de 1.000 millones, superior al que se habría registrado si no se hubiera publicado por Industria el real decreto.
Informe decisivo
El informe de REE llega en un momento clave para el sector, puesto que se está a la espera de que desde Industria se decida este mes el precio definitivo al que se reconocerá la energía afectada por el precio provisional de 42,35 €/MWh.