Maite Costa catalaniza la CNE

El nombramiento de Maite Costa en la Comisión Nacional de Energía parece que ha sido un detonante clave para aumentar la presencia de catalanes al frente del mismo, en un proceso de cierta ‘catalanización’. Así, Costa no ha dudado en rodearse de personas cercanas y de su confianza para pilotar este organismo, la mayor parte procedente de Cataluña.

Así, al nombramiento deJoan Batalla, su jefe de gabinete, se le han unido la incorporación del actual jefe de prensa Pere Lladó, ex diputado de Convergencia i Unió (y del que hace poco recogíamos su nombramiento en Energía Diario). Del mismo modo, también se ha incorporado María Mondedeu procedente de Barcelona, más concretamente de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones, tal y como informamos recientemente. Por otra parte hay que recordar que el anterior director de regulación del organismo, Ignasi Nieto, también catalán, mantiene una relación muy estrecha con la actual presidenta, aunque pasó al Ministerio de Industria con el cambio de ministro, tras la salida de José Montilla y la incorporación de Joan Clos.

Además, la presidenta ha configurado la tríada que configura la gestión de la Comisión entorno a Sesbastiá Ruscalleda y Jaime González. Recordemos que el último decreto que establecía el reglamento del régimen interno del organismo otorgaba mayor capacidad de acción de Costa al margen de los consejeros, y sobre todo en el plano interno, creando una “comisión ejecutiva” de tres consejeros para dar “mayor agilidad” al funcionamiento del organismo y a las decisiones

Al parecer es fácil encontrar a Batalla, Lladó, Ruscalleda y Costa en la nueva Terminal 4 del aeropuerto de Barajas, los jueves por la tarde, que es cuando regresan a Barcelona habitualmente de su muy corta semana, coincidiendo con el final la actividad de los consejos, habitual de los jueves en la mañana en la CNE.

De hecho, circula dentro del Ministerio de Industria y del organismo un documento no oficial, muy crítico en el que se afirma que el gobierno buscaba con la CMT “llevar el regulador a Barcelona” y en el caso de la CNE “traer Barcelona a Madrid”.

Por otra parte, la dedicación de Costa al organismo, con numerosos viajes (entre otros, el año pasado a Montevideo en un momento crítico en la OPA de Endesa), con más de sesenta días de ausencia del organismo desde finales de julio pasado, las semanas de tres días, la cantidad de eventos que convoca el organismo (http://www.elsemanaldigital.com/arts/66590.asp?tt=), han empezado a ser vox populi y fuertemente criticados dentro y fuera de la CNE.

Dos hechos añadidos, la dimisión de Conthe, que ha hecho que Maite Costa desaparezca de la vida pública (y que ha gestionado con toda discreción en su persona, para evitar comparaciones, siempre odiosas, y en este caso más, con lo que ha ocurrido en el sector a raiz de las operaciones recientes) y la polémica que le persigue por la norma que se aprobó el año pasado que le garantiza dos sueldos una vez finalice su mandato, parece que no son capaces de terminar de estrechar el cerco de Costa, tal y como se murmura tanto en los círculos especializados de Madrid y Barcelona.