La compra de Scottish dificulta una posible operación Iberdrola-Unión Fenosa con ACS como principal accionista

Ha pasado casi de puntillas. La semana pasada, Iberdrola finalizó con éxito la compra de Scottish Power (SPW) por 17.000 millones de euros. Sin embargo, poco se ha hablado de una de las principales implicaciones que la compra tiene para la eléctrica, y en concreto para uno de sus principales accionistas, ACS.
La compra de Scottish por Iberdrola corta el paso a una posible fusión Iberdrola-Unión Fenosa con ACS como «celestina» de la operación. La constructora, el principal accionista de Unión Fenosa (40 %) y de Iberdrola (13 %), tendrá muy difícil poder emparejar a ambas compañías tras la integración del negocio de SPW. El motivo, entre otros, está en la carrera de obstáculos administrativos y de múltiples autorizaciones que tendría que superar la operación y que se extendería fuera del ámbito nacional, necesitando la autorización de la Comisión Europea. Una vez integrada SPW, Iberdrola obtiene más de un tercio de su facturación fuera de nuestro país, por lo que dicha operación Iberdrola-Unión Fenosa adquiriría «dimensión» comunitaria y debería ser examinada bajo la «crítica» mirada de Bruselas.
Operaciones trasnacionales
La Comisión Europea se ha mostrado reacia a autorizar fusiones que aumenten el nivel de concentración en un mercado, demostrado asimismo su «voluntad» de dar el visto bueno a operaciones que supongan fusiones transnacionales y que impliquen la creación de «campeones europeos». Esto último, por otra parte, dejaría abierta para Iberdrola la vía del crecimiento exterior en Europa .
Precedentes anteriores
Durante la opa de Gas Natural a Endesa, el presidente de la última, Manuel Pizarro, intentó convencer a las autoridades europeas de que el análisis competitivo de la operación le pertenecía a éstas. Para ello, Endesa esgrimió que la eléctrica mantenía más de un tercio de su volumen de negocio en territorio europeo. Sin embargo, fue finalmente el Tribunal de Defensa de la Competencia, y no la Comisión Europea, el que realizó un análisis en el que alertaba sobre los posibles efectos perniciosos de la operación y desaconsejaba su autorización. Al final, el Consejo de Ministros autorizó la operación con condiciones.
Es sabido que las relaciones que mantiene el gobierno español con la Comisión Europea no atraviesan su mejor momento, sobre todo después de las múltiples trabas que se considera se le pusieron a Eon para hacerse con Endesa. Además, la comisaria de competencia europea, Neelie Kroes, parece estar muy interesada en nuestro país y después de no haber podido entrar a analizar la operación Gas Natural-Endesa, estaría «encantada» de poder hacerlo en otra operación que tuviera como protagonistas a empresas españolas.
El principal problema de operaciones como una eventual de Iberdrola-Unión Fenosa está en que operaciones entre empresas nacionales acaban resultando en empresas de menor tamaño que la unión de ambas, por lo que Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, comentó en su momento que no se planteaban operaciones nacionales puesto que de forma muy gráfica indicó que “estudiarían fusiones cuando uno más uno sean por lo menos dos”.
Con la fusión Iberdrola-Unión Fenosa prácticamente descartada quizás ACS se plantee hacerse con Iberdrola y deshacerse de Unión Fenosa.
De estos dos movimientos paralelos, el asalto a Iberdrola es la maniobra más difícil de ejecutar en estos momentos. El importante núcleo accionarial -supuestamente afín- formado en torno a la figura de Sánchez Galán, con nombres como Juan Luis Arregui, Alicia Koplowitz y Nicolas Osuna y entidades como BBK, SCH o varias cajas de Castilla y León, forman un importante y disperso accionariado que dificultan el éxito incluso de ACS, en situación privilegiada como máximo accionista para intentar la operación. Aun así, en el sector nadie duda de que para el grupo constructor, Iberdrola sigue siendo su «objetivo» predilecto.
La venta de Unión Fenosa
Sin embargo, si ACS optara por intentar hacerse con el control de Iberdrola, su única alternativa pasaría por vender su participación en Unión Fenosa y, posteriormente, intentar hacerse con el control de la eléctrica vasca, puesto que la capacidad financiera de la constructora no podría asumir ambas compras. De todos modos, los posibles movimientos no se perfilaran hasta pasadas las elecciones, por lo que se da a otros gigantes europeos, como Electricité de France, un peligroso tiempo para planificar una posible operación alternativa. La experiencia de Eon, sin embargo, es para muchos «aleccionadora» en este sentido.
La venta de Unión Fenosa es un bocado apetecible para muchos aspirantes a entrar en el mercado español y sobre todo para los actores nacionales. Gas Natural, que sigue sin tener una presencia destacada en el sector eléctrico podría ser uno de los interesados. Por otra parte Eon, que se queda con el negocio de Viesgo,tras el pacto con Acciona y Enel, podría ser otro interesado en ampliar su presencia en nuestro país. Lo que está claro es que la participación de ACS, de un 40%, es especialmente apetecible pues da, al que la adquiera y si está interesado, la posibilidad de hacerse con el 100 % de la eléctrica gallega con todas las garantías de éxito.
Respecto a Iberdrola, el núcleo que Sánchez Galán ha formado en torno a la eléctrica vasca hace complicado poder afrontar con garantías el asalto. En este sentido, la posición del propio Galán, y la resistencia que pueda presentar, es el mayor escollo que cualquiera que intente hacerse con una posición de control puede encontrarse.