OPEG: Europa empieza a verle las orejas al lobo

Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar, dicen. No podría ser más cierto el dicho. Hace apenas una semana Argelia anunciaba la subida del precio del gas a España. Un incremento cuya cuantía, por el momento, se desconoce oficialmente, pero se ha hablado de un 20% que probablemente termine por reducirse.
Sin que hayan pasado siete días, la prensa europea se hace eco de lo publicado en el diario ruso Kommersant, según el cual la próxima reunión del Foro de los países exportadores del gas (constituido en 2001 y que engloba a los países que controlan más del 70% de las reservas mundiales de gas), que se celebrará en Doha el próximo 9 de abril, será un momento propicio para anunciar la fundación del cártel gasístico.
El otro vecino es Europa.
Y no ha tardado en responder Piebalgs a esta iniciativa a la que se sumarían como fundadores Rusia, Irán, Qatar, Venezuela y Argelia -el país que ha anunciado ya el incremento del precio a España-. El comisario europeo de Energía está preocupado por esos rumores de creación de lo que sería la OPEG, es decir, una Organización de Países Exportadores de Gas, y considera que, de confirmarse, sería «algo negativo». La Unión Europea y EEUU son regiones muy dependientes del suministro gasista de estos países.
Si hace algunos meses que en las conciencias de instituciones y gobiernos europeos habita la preocupación por la dependencia energética de la UE, en situaciones como la actual estos miedos se acrecientan. Y con razones de sobra. La dependencia energética de Europa, superior al 50%, y la de España, una verdadera isla energética, nos hacen muy vulnerables a vaivenes en los precios y a formaciones de cárteles que pretenden controlar un mercado y sus precios.
Las instituciones europeas prestan cada vez mayor atención a la necesidad de buscar fuentes alternativas de energía, no sólo para contaminar menos, sino también para poder producir electricidad y combustible dentro de nuestras fronteras y poder limitar nuestra dependencia del exterior.
Muy recientemente se han adquirido compromisos en la Comisión Europea para que los objetivos que se fijen en materia de renovables sean obligatorios y no meramente testimoniales. Hace menos de un mes, el Parlamento Europeo ofrecía unas jornadas sobre la necesidad de una política energética común. Entre las muchas conclusiones que entonces se conocieron figura la falta de una postura conjunta y coherente que nos haga fuertes frente a situaciones como la que estamos viviendo ahora mismo.
Según declaró en esas jornadas el vicepresidente del Parlamento Europeo, Jacek Sryusz-Wolski: «incluso si la UE es capaz, durante las dos próximas décadas, de modificar su rumbo hacia una mayor eficiencia energética y unas fuentes de energía renovable, nuestra dependencia de petróleo y gas no disminuirá dramáticamente; podemos reducir nuestra dependencia, pero no escapar de ella. En consecuencia, tendremos que buscar fuentes más allá de nuestras fronteras y cada vez competiremos más por la energía. Por ello debemos gestionar esa dependencia mediante política exterior e instrumentos legales«.
Puede que en este contexto la isla de El Hierro sea un perfecto ejemplo a seguir.