La OPA de Endesa,Enel frente a E.ON y los conflictos históricos en Europa por la enegía

A imagen y semejanza del pulso que el Imperio Británico y la Rusia zarista mantuvieron a finales del siglo XIX y principios del XX por la hegemonía en Asia Central, conocido como el «Gran Juego«, dos grandes potencias del sector eléctrico europeo, E.ON y Enel, pugnan ahora por el control de Endesa.
Al igual que en la Europa de los Imperios, la disposición de las fichas en el tablero dibuja un panorama complejo y en la partida participan otros actores importantes, en este caso Acciona, la constructora de la familia Entrecanales.
E.ON y Enel son dos de las cuatro mayores eléctricas de Europa (junto a la francesa EDF y a la alemana RWE) y están presentes en otros países comunitarios, aunque hasta ahora no habían medido sus fuerzas en el mercado español.
Enel opera en España a través de Viesgo, la quinta eléctrica por tamaño, que compró precisamente a Endesa en el año 2001, pero E.ON no había desembarcado todavía.
De momento, todas las opciones están abiertas. E.ON ha respondido a la entrada de Enel en el capital de Endesa con la renuncia, expresa o tácita, a las condiciones a las que había supeditado la opa, con lo que se asegura de que la oferta sigue adelante. El grupo alemán ha renunciado a suprimir los blindajes estatutarios, decisión que ha conllevado la desconvocatoria de la Junta Extraordinaria de Endesa, y ha explicado que está dispuesto a quedarse con una participación minoritaria en la eléctrica española, lo que implicaría retirar también la segunda condición, que era alcanzar más del 50 por ciento del capital en la opa.
Tras la entrada de Enel y la anterior de Acciona, que aspiran a alcanzar un 24,9 por ciento cada una, E.ON tiene prácticamente imposible cumplir esas dos condiciones. De momento, el grupo alemán mantiene la opa y tomará una decisión definitiva cuando concluya el periodo de aceptación, el 29 de marzo, y conozca con qué participación puede contar.
Llegados a ese punto, E.ON puede hacer efectiva la compra de las acciones -tiene de plazo hasta el 3 de abril- o abandonar la pugna. Si el grupo alemán decide quedarse con una participación minoritaria, el capital de Endesa quedaría repartido entre tres grandes accionistas, siempre que Caja Madrid opte por vender: por un lado Enel y Acciona, con sendas participaciones del 24,9 por ciento, y por otro E.ON, que podría alcanzar en torno al 40 por ciento.
No obstante, puesto que los blindajes estatutarios siguen vigentes, cada uno de los tres sólo podría ejercer derechos políticos por un 10 por ciento. En esa situación, resultaría clave acceder al Consejo de Administración de Endesa, un aspecto rodeado también de incertidumbres. La eléctrica española podría vetar el acceso de Enel, Acciona y E.ON, porque sus Estatutos impiden que sean consejeros representantes de empresas competidoras.
En este punto, la gran pregunta es qué se debe entender por empresa competidora. En un sentido amplio, las tres lo son: Enel y E.ON compiten con Endesa en el mercado europeo y Acciona lo hace en el campo de las energías renovables. Sin embargo, la dirección de Endesa podría aplicar una interpretación más restrictiva y concluir que sólo compite directamente con Enel y Acciona, ya que no coincide con E.ON en ningún mercado nacional.
Salvando las distancias, la situación en Endesa recuerda a la batalla por el control de Hidrocantábrico (ahora HC Energía) que se vivió entre 2001 y 2004, en la que participaron hasta cuatro eléctricas extranjeras -la estadounidense TXU, las alemanas EnBw y RWE, y la portuguesa EDP-, además de Cajastur y el Grupo Villar Mir.
De ese largo pulso salió vencedora EDP, que se hizo con el control de la compañía española. ¿Quién lo conseguirá en Endesa?