La asimétrica opción de mercado para las renovables

Entre las opciones que se plantean en la propuesta de real decreto para retribuir a los productores de energía eólica están: la de recibir una tarifa regulada, o bien, obtener el precio al que la energía se vende en el mercado. Para los que optan por esta segunda opción, la denominada «de mercado», el real decreto les ofrece, además, cobrar una prima.
Esta prima, sin embargo, en lugar de ser un incentivo por participación en el mercado, como ocurría en el anterior real decreto, RD 436/2004, se convierte en algo más cercano al «concepto de prima» que se utiliza en los mercados financieros o de seguros, pues, a cambio de la misma, se limitan a la instalación tanto las ganancias como las pérdidas. Se trata, por tanto, de una cobertura por la que se le asegura a la instalación el rango de precios al que será retribuido el KWh. Es por ello, que se echa en falta que, entre las opciones para las instalaciones de régimen especial, no se haya considerado la de «mercado puro», es decir que la instalación obtenga el precio de mercado independientemente del que finalmente resulte y renunciando al cobro de la prima correspondiente.
Bajo esta perspectiva, se plantearían entonces dos opciones para la instalación: la de tarifa regulada o la comentada de mercado puro. En el hipotético caso de la opción de mercado puro,
la instalación sería, a su juicio, la que debería plantearse la contratación una cobertura, pagando la prima correspondiente, ésta si en el mercado financiero -y no provista por el Ministerio- que le proporcionara la seguridad de que sus ganancias por KWh se movieran dentro de una banda de ingresos razonables para mantener la viabilidad de la instalación.
De asegurador a asegurado
El papel del Gobierno, en este caso, es el de asegurado, más que el de asegurador de los ingresos a las instalaciones. El razonamiento es simple, pues detrás de la prima pagada a la eólica se esconde el hecho de que, el que realmente se asegura con esta propuesta de real decreto es el Ministerio, el cual, a través de la prima que se ofrece a pagar a las instalaciones se asegura que los ingresos que recibe el régimen especial no se van por las nubes y «engordan», ya de paso, aun más el déficit tarifario existente.
En todo caso, y como defensa de la existencia de esta opción de «mercado puro», se debe argumentar que, aunque hasta ahora se ha apoyado a estas tecnologías con un marco retributivo favorable, como cabe esperar de unas tecnologías que están en fase de crecimiento, el objetivo «a largo plazo» es que las tecnologías del régimen especial puedan competir por si mismas en el mercado.