Motivos y razones para un recurso

Durante estos días hemos conocido como los consejeros de la Comisión Nacional de Energía se revelan contra el decreto de Industria que reduce su papel, su independencia y sus funciones. Noticia que viene a cuestionar nuevamente la relación desde el Ministerio de Industria y los órganos reguladores cuya función debe ser garantía de independencia. La CNE está configurada como un órgano colegiado y esta norma viene a mermar la capacidad de sus consejeros.
Como informamos en la edición de hoy de Energía Diarío, los motivos que se argumentan en el recurso giran alrededor de la necesidad de que el Decreto debería haber sido analizado por la Comisión Nacional de Energía con carácter previo, la erosión de los papeles de los miembros del Consejo y su consecuente aislamiento de los servicios internos de la Comisión y sobre la modificación del régimen de incompatibilidades vigente para los ex-consejeros que procedan de la Administración General de Estado.
Parece que en todo esto no está ajeno el cambio de equipo ministerial con la incorporación a Industria de Clos e Ignasi Nieto, en conjunción con Maite Costa (esta propuesta de presidencializar la CNE ya estaba encima de la mesa mientras que estaba Montilla en el Ministerio, pero nunca se llevó a cabo). Además, la retórica confesa utilizada para justificar el mismo: hacer que los consejeros se dediquen a lo que les concierne y no estén en lo que no deben estar, no deja lugar a dudas de la forma de entender la relación entre Administración y el órgano regulador. Para esa misión ya está la presidenta.
Pero es importante hablar también de las razones que rodean este recurso. Razones más allá de los motivos concretos. Razones, que van más allá de los argumentos jurídicos y legales. En primer lugar, el argumento clave de defensa de la independencia del organismo. Independencia necesaria frente a las empresas, agentes y gobiernos para ejercer en serio su papel regulador y árbitro.
En segundo lugar, el comportamiento de la Comisión Nacional de Energía ha estado fuertemente cuestionado y su relación con el gobierno en el ojo del huracán desde febrero. Incluso desde la Unión Europea, el reforzamiento del papel de la Comisión Nacional de Energía justo antes de que se presentase la OPA de E.ON y estuviese anunciada, está siendo un fuerte caballo de batalla con el ejecutivo comunitario.
Lo que está claro es que este decreto no mejora en nada el funcionamiento de este órgano colegiado, que se supedita a un ‘presidencialismo’ trasnochado. Todo el mundo debería dar muchas explicaciones a como se ha podido deslizar una norma así en un momento así, complicando aún más la situación del organismo. Un decreto que, además, introduce un nuevo elemento de judicialización en el ámbito de la energía y que da un paso más para que este sector se instale en el escándalo permanente. Una situación a la que hemos llegado, por carencia y por maldad, para un sector estratégico para nuestra economía y para la sociedad.