La cogeneración levanta el dedo

Mientras que Mariano Rajoy contestaba a los 100 ciudadanos y sus preguntas, se celebraba en Madrid la Cena Coloquio del VI Congreso de Cogeneración, evento que ya se ha ganado una tradición dentro de esta cita anual del sector. La cena, que se celebraba en el Hotel Ritz, contaba con un número importante de invitados de honor, entre ellos, el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, el Director General del IDAE, Enrique Jiménez Larrea, el presidente de Red Eléctrica de España, Luis Atienza, la presidenta de la Comisión Nacional de Energía, Maite Costa, el presidente del Club Español de Energía, Antoni Brufau. Al mismo tiempo estaba prevista la intervención en el coloquio tanto del Secretario General de Energía, Pedro Marín Uribe, como del Consejero de la CNE, Sebastiá Ruscalleda. Hasta ahí, el programa y la organización que, de forma impecable, dibujaba el contenido de la velada.
Inciso número uno. Una de las cuestiones que empiezan a producirse cada vez con mayor asiduidad en las convocatorias sectoriales de un tipo de tecnología, es un discurso general que empieza con un pensamiento favorable a conseguir un mix energético diversificado en el futuro. Esa expresión empieza a tornarse en una cierta confrontación entre tecnologías a lo largo del desarrollo del evento de que se trate, hasta terminar en muchos casos, en casi un desagravio a favor de cada tecnología, orientado a conseguir más porción en la Planificación Energética futura. Hay que señalar que este proceso es completamente legítimo y razonable, pero su agudización parece que procede de dos cuestiones: los modelos retributivos asociados y en el futuro cambiantes, y la caída de la demanda que puede llevar al traste con determinadas previsiones excesivamente optimistas, junto con un cierto escepticismo sobre los resultados de la política de eficiencia energética.
Inciso número dos. La velada fue muy catalana y muy industrialista, como no podía ser menos. Un número importante de las 300 instalaciones de cogeneración son catalanas, una región donde se ha hecho un gran esfuerzo por integrar estas tecnologías en los procesos productivos y existe un desarrollo industrial mayor (junto al País Vasco, como recordó alguno de los intervinientes). En algún caso, se hizo mención al Barça y se deseó, en catalán, que la cena hubiera gustado a los presentes. Bon appetit. Al mismo tiempo, se recordó que las sucesivas citas de esta misma convocatoria se habían hecho en Madrid. Es saludable, en todo caso que, con un buen fair play (como así fue), ocurra eso.
Dibujado el escenario, lo primero que cabe advertir fue el bajo nivel de representación del Ministerio de Industria: no asistieron ni el propio Sebastián, ni el Secretario General de Energía (que hoy mismo tenía otra intervención en la apertura del Congreso), ni el Director General de Política Energética, Jorge Sanz. Tampoco asistió Maite Costa (presidenta de la CNE, que fue excusada por Sebastiá Ruscalleda), ni Luis Atienza (estuvo presente Alberto Carbajo, Director General de Operación de REE), ni Antoni Brufau (presidente del Club Español de la Energía y de Repsol). Por tanto, la representación institucional de los reguladores se circunscribió al propio Ruscalleda, a María Luisa Huidobro, presidenta del OMEL, a Carbajo (REE) y a Francisco Macía, Subdirector General de Planificación Energética y Seguimiento del Ministerio de Industria. Ese fue el principal claroscuro de la noche y también un argumento que introducía una verdadera justificación a una de las cuestiones que se planteaba en el trasfondo, ¿por qué la cogeneración se encuentra en un papel tan discreto respecto a otras tecnologías?
Introdujeron las presentaciones los presidentes de las dos patronales de la cogeneración, Juan Vila (ACOGEN) y José María Roquetas (COGEN España), que colocaron el escenario del sector: necesidad de renovación tecnológica del sector (plan Renove de los 3.000 MW valorado en 1.500 Millones de Euros), efectos en términos de generación de empleo en el sector auxiliar, capacidad de ahorro y eficiencia generada para el conjunto de la economía, aumento de la competitividad empresarial, ahorro de emisiones y riesgo de que, una vez finalizado el primer período en su modelo retributivo, puedan cesar actividad aquellas instalaciones a las que no les salen los números. Tono dialogante con el Ministerio en este proceso, pero necesidad de matices.
Ruscalleda, clásico y referencia en el mundo de la cogeneración, con un discurso chispeante, francamente divertido, ingenioso, contrapuso de forma inteligente el ‘boom’ de determinadas energías (en especial la fotovoltaica) con la solidez de la relación de este tipo de tecnologías y el sector industrial. Apeló a un cierto modelo industrialista que sirva para salir de la actual crisis económica y se apoyó en Isabel Aguilera (nueva Consejera Delegada de General Electric en España) para dibujar que este sector tiene futuro cuando una ejecutiva de su trayectoria ha recalado en el sector.
Por alusiones, Aguilera no defraudó en su intervención y se preguntó por qué la cogeneración no tiene mayor presencia mediática, no forma parte del mix energético y qué importancia debería tener. Abogó por impulsar un debate económico, político y empresarial sobre el papel de esta tecnologías.
Finalmente, en el turno del coloquio, Alberto Carbajo la señaló como una energía “amigable” que reduce la demanda y facilita la operación frente a otro tipo de tecnologías renovables. María Luisa Huidobro (OMEL) comentó que la cogeneración cubre ya el 13 % de la demanda eléctrica y que en la renovación tecnológica se debería tener en cuenta la triple característica de industria, consumidor de energía y productor de energía, orientada a tener mayor potencia, capacidad de reserva y ofertar más servicios al sistema eléctrico proporcionando mayor flexibilidad a la curva de demanda. Esto podría producir mayores beneficios al largo plazo al recoger los beneficios de una inversión eficiente.
El jarro de agua fría provino de Francisco Macía que, frente a los estudios que maneja el IDAE de potencial de la cogeneración, apuntó a las renovables como principal “enemigo” de cara a la composición del mix energético futuro, junto a la caída de demanda. Por tanto, los crecimientos de esta tecnología no pueden ser tan ambiciosos, vino a decir, e ironizó sobre el cambio retributivo a los 15 años de estas instalaciones y las posibilidades de abandono en la explotación energética, lo que se mereció una dúplica de Juan Vila, volviendo a apuntar el riesgo de que determinadas instalaciones no pudieran continuar con su actividad.
Con todos los temas sobre la mesa, el debate está servido para el Congreso que se desarrollará hoy.