La crisis plantea un nuevo desafío a los países exportadores de crudo

La crisis financiera global acarreó la reinversión de la extraordinaria escalada de los precios del petróleo en los últimos cinco años y plantea ahora un nuevo desafío a los países exportadores de crudo.
En los mercados mundiales del «oro negro» el año 2008 empezó con una febril actividad especulativa, alimentada por la fuerte depreciación del dólar estadounidense a causa de la crisis de hipotecas de alto riesgo que se había desatado a partir de agosto de 2007.
En masa, los inversores pusieron su capital en el crudo y otras materias primas, impulsando aún más la ya sostenida tendencia alcista que el petróleo venía registrando desde fines de 2003, apuntalado por un fuerte crecimiento de la demanda energética mundial, problemas de suministro y conflictos geopolíticos.
Tras subir un 57 por ciento en 2007, el barril del Petróleo Intermedio de Texas (WTI) arrancó este año disparándose un 3,8% en la primera sesión de la Bolsa Mercantil de Nueva York (NYMEX), el 2 de enero, y por primera vez en su historia rompió ese día la barrera de los 100 dólares.
En esa fecha también marcó un máximo histórico el crudo de Brent, la referencia para Europa, que cerró en Londres con un máximo histórico, de 97,84 dólares por barril.
Además de la caída del dólar frente al euro y otras monedas, los brotes de violencia y tensiones geopolíticas en países como Nigeria, Kenia, Irak, Pakistán e Irán mantuvieron alta la tensión en los mercados petroleros durante la primera mitad del año.
A ellos se añadió que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se mantuvo firme en su rechazo a las fuertes presiones de los consumidores para aumentar su oferta conjunta de crudo, con el argumento de que la inusitada subida de los precios no respondía a una escasez de suministro.
En sus dos primeras reuniones del año, el 1 de febrero y el 5 de marzo, el Consejo de Ministros de la organización de trece países decidió dejar sin cambios el nivel oficial de su oferta, y no volvió a reunirse hasta septiembre.
Sin embargo, en el ínterin sí se vieron, junto a representantes de otros gobiernos y de las empresas del sector, en el Foro Internacional de la Energía celebrado en Roma en abril, donde quedó de manifiesto que el mundo seguirá dependiendo en alta medida de los hidrocarburos y necesita efectuar grandes inversiones en el sector para saciar la sed de energía.
El precio del barril continuó así batiendo récord tras récord y cuando a principios de junio rozaba ya los 140 dólares, Arabia Saudí, el mayor exportador mundial de crudo, reaccionó invitando a una cumbre de productores y consumidores en Yedda, donde anunció que abriría sus grifos de forma unilateral.
El reino wahabí, cuya cuota nacional de producción en el sistema de la OPEP era de 8,9 millones de barriles diarios (mbd), elevó su bombeo hasta los 9,7 mbd, el nivel más alto de su historia.
Unas semanas después, con el valor del «oro negro» ya instalado por encima de los 140 dólares por barril, se abrió en Madrid el XIX Congreso Mundial del Petróleo, presidido por el rey Juan Carlos, que del 30 de junio al 3 de julio congregó a los altos representantes del sector energético a nivel mundial.
Los países productores insistieron aquí, una vez más, en que detrás de la espiral de encarecimiento de la energía había una gran actividad especulativa y pidieron una mayor regulación de los mercados financieros, pero en esos momentos no se hablaba aún de la crisis que iba a desatarse pocas semanas después.
Las cotizaciones del barril de crudo subieron a principios de julio hasta rozar los 150 dólares, despertaron el temor de que se disparen hasta los 200 dólares y nadie predijo entonces que iban a caer en tan sólo cuatro meses hasta menos de 50 dólares.
El desplome era ya patente a principios de septiembre, cuando la OPEP decidió recortar su bombeo en 500.000 bd, pero los precios aceleraron su descenso y la organización convocó otra reunión de emergencia, el 24 de septiembre, donde acordó una sustancial reducción adicional de su suministro, en 1,5 mbd, sin que tampoco esta medida surtiera el efecto deseado.
En vista de ello, los ministros de los trece países de la OPEP se dieron cita el 29 de noviembre en El Cairo para evaluar la situación, después de que varios de ellos abogaran por añadir una tercera rebaja de la oferta, en al menos otro millón de bd.
Esta medida podría ser sancionada en la conferencia extraordinaria del grupo convocada para el 17 de diciembre en Orán (Argelia).