El verano de la energía solar fotovoltaica

Decíamos ayer… Ese sería el principio para unir el final del mes de julio y este principio de curso en lo que se refiere a la nueva regulación sobre la retribución de la producción de energía eléctrica a través de la tecnología solar fotovoltaica.
Un resumen corto de lo sucedido nos remontaría a junio del año 2007 en que se aprueba el R.D. 661/2007, sustituyendo al R.D. 434/2004. Una reforma, que no estando exenta de polémica, en el ámbito de la energía solar ya avanzaba su provisionalidad. En menos de un año, comenzaron los intentos de remoción de lo previsto para la energía solar fotovoltaica, dado a que las previsiones de crecimiento de potencia instalada superaron todas las imprevisiones, lo que precipitó su propia entrada en el período transitorio y, a finales de septiembre de este año, llegará su extinción definitiva.
En el momento inicial, el nuevo real decreto 661/2007, fija una retribución de 45 c€/kWh, con un período de aplicación de un año a partir del cumplimiento del 85 % del objetivo fijado en el Plan de Energías Renovables. Algo que precipita una “burbuja” que hace que la energía solar fotovoltaica se convierta en una especie forma de capitalismo popular como alternativa de inversión, en los momentos en que empezaban a dar los primeros signos de agotamiento el sector inmobiliario.
A partir de ahí, empiezan las negociaciones con el sector (sin contar el oprobio de la corrección de errores en agosto de 2008), que se ven interrumpidas con las elecciones generales y el cambio de equipo en el Ministerio de Industria. El nuevo equipo diseña, con menor fruición regulatoria, un nuevo Real Decreto, que se remite a la Comisión Nacional de Energía (CNE). Un Real Decreto que, en sus previsiones, supone un recorte muy importante para el sector. Tanto en la retribución que establece en 29 c€/kWh para las instalaciones de suelo y en 33 c€/kWh, como en los límites de instalación, que los fija en 100 MW en suelo y 200 MW en techo para 2009. Una reducción especialmente fuerte y severa que a juicio del sector supondrá un duro golpe al mismo y unos límites que los expertos consultados afirman que deberían ser “tendenciales”, aunque esa proporción de instalación repartida en suelo y techo sería hoy, casi impensable.
La Comisión Nacional de Energía emite su dictamen reclamando un período transitorio, como prinicipal aportación al decreto. Incluso, en alguno de los votos particulares que han formulado los Consejeros de la Comisión Nacional de Energía (en medio de una fuerte división en su Consejo), expresan como la tecnología solar puede haberse visto perjudicada al pasar por las horcas regulatorias en el momento en que se debe abordar la corrección del insano “déficit tarifario”. También solicitan una retribución y un período transitorio para evitar un ‘shock regulatorio’ en el sector de la energía solar fotovoltaica. Las estimaciones de una retribución transitoria que se han hecho públicas en los votos particulares, señalan que el coste de las mismas, sería mínimo y se conseguiría una transición más que razonable para el sector en su conjunto.
Es en estos momentos, en los que hay que pensar en conciliar los objetivos de política energética, con el desarrollo de un sector empresarial relativamente en su fase incipiente (aunque se haya visto al frente de esa burbuja) y en el que podemos desarrollar una potencia industrial, como ha sucedido en el ámbito de la energía eólica gracias, entre otras cosas a la regulación y su coordinación con el sector privado. Y, todo ello, con una visión gestora global, no parcial u oportunista del déficit tarifario.
En este caso, el Ministerio de Industria ha diseñado un mecanismo muy eficaz, el denominado método alemán, basado en el propio cumplimiento de los objetivos de instalación, que va ‘ajustando’ la evolución de la retribución de esta energía, según su cumplimiento. Algo que se podría hacer extensible, sin determinar límites de instalación para evitar excesivos mecanismos intervencionistas solapados, en este mercado. Y, por otra parte, habría que prever la incorporación de la energía solar también en el mercado eléctrico.
Decíamos ayer… antes del verano. El decreto ha pasado a su última fase legislativa, tras su paso por la Comisión Nacional de Energía a finales de julio. Previsiblemente, estamos muy cerca de que el decreto vea la luz, superando el suspenso y la incertidumbre, en que se encuentra el sector, a la espera de su regulación definitiva y del umbral cercano de finales de mes.
Es el momento del ajuste de este Real Decreto, con visión amplía, y con arreglo a la responsabilidad de promover la energía solar como un vector de desarrollo industrial y promoción de un mix energético futuro, renovable y diversificado.