Ya está aquí… la retroactividad
Nadie sabe como ha sido, pero ha llegado la retroactividad. El pasado miércoles parecía que se empezaba a desvelar lo que era un inquietante secreto a voces: la concreción de la propuesta de aplicación de una fórmula de retroactividad para las instalaciones de energía solar fotovoltaica. Según las informaciones que se «filtraron» a El Confidencial, la retroactividad también alcanzaría al resto de tecnologías renovables, aunque en menor medida.
Industria se presentó ante los responsables del sector fotovoltaico, además, con el sector financiero alineado y conforme con la solución: un sistema que limitaría el número de horas anuales sujetas a prima. En el caso de la fotovoltaica (dónde se había amagado cifras de reducción de la retribución del 45%), la reducción se estima en un 30% en las instalaciones en funcionamiento y hasta un 45 % de las futuras. Las asociaciones al oír esta propuesta se levantaron de la mesa, según las informaciones conocidas.
La terapia al crecimiento de las primas pagadas a estas tecnologías es clara: reducción de primas con carácter retroactivo y frenazo-ralentización a la nueva potencia instalada. Todo ello precedido de una importante campaña en relación a las primas a las tecnologías renovables, cuyo incremento también se ha debido a la caída de precios de la energía en el mercado de generación (por lo que su garantía de rentabilidad ha aumentado). Y contextualizado en una demanda energética que ha sufrido una fuerte minoración en esta crisis.
El rival más débil
En este estado, las tecnologías con estructuras empresariales más débiles y endeudadas, por un lado y a la vez que han ido dejándose la rentabilidad en la cadena de autorizaciones administrativas asociada al proceso de promoción son las que peor lo van a pasar. Es, por tanto, la peor solución para el rival más débil, en el bocadillo que se traza entre la retribución y la financiación. En todo caso, la retroactividad requiere de un proceso negociador y el Ministerio ha jugado fuerte.
Desde las propias tecnologías renovables se apunta a las eléctricas tradicionales, sumidas en otro agudo problema por la sobreinversión en los ciclos combinados de generación a gas, como responsable de su caída en desgracia. El asunto es que estamos llegando a una tormenta perfecta y da la impresión que lo que se sabe es siempre menos de lo que queda por conocer. Nadie sabe si la solución final, la cuadratura del círculo será tranquilizadora para alguien. Seguramente nadie puede estar tranquilo porque esta parte de la novela, no resuelve el problema de otros protagonistas.
En todo caso, la retroactividad, o mejor dicho la irretroactividad, era una cuestión que siempre había sido algo irrenunciable y un elemento de derecho que suponía un bastión elemental en el funcionamiento de las reglas de la economía. Esta caída de la última esclusa supone perder un elemento clave en la confianza de los sectores económicos: la seguridad jurídica, frente incluso a los errores pasados y excesos de la Administración (bien por presiones atendidas, por regulaciones apresuradas, o por la mezcla de las dos…).
En este Especial, «Las renovables en un laberinto«, contaremos lo que nos ha llevado hasta aquí, y también el previsible futuro próximo para unas tecnologías atrapadas en un laberinto. Y los laberintos solo tienen una entrada y una salida.


