Los “negocios” de Fortia
La semana pasada pudimos conocer cómo el único contrato formalizado con una eléctrica que ha realizado Fortia, en este caso con EDF, se había encarecido para esta central de compras. En ese caso, se trataba de cómo Fortia participaba en una central nuclear promovida por EDF (y que la eléctrica gala estaba construyendo en Flamaville), a cambio del suministro de 350.000 MWh en 24 años.
Al parecer la empresa francesa acaba de hacer público que los costes del proyecto se elevaban un 21%, de forma que si estaba previsto que las empresas pagasen 46 Euros por MWh, con las nuevas cifras este coste se irá a 54 euros o, incluso a 60 Euros por MWh. Hay que tener en cuenta que estos serán los precios que tendrán que pagar las industrias que hayan decidido efectuar las compras de su energía a través de esta empresa. A la noticia se le añadía, incidentalmente, el caso de otra central finlandesa (que nada tiene que ver el contrato entre EDF y Fortia) cuyos costes se habían elevado sobre la previsión inicial de inversión.
También hay que valorar para contextualizar este encarecimiento, súbito y sorprendente, que los precios previstos para el mercado mayorista español y que han servido para el cálculo de las tarifas eléctricas de 2009 se sitúa en la banda de los 58-59 euros el MWh. Por otra parte, el otro lote de energía adquirido por Fortia según se ha podido saber, el que le fue adjudicado en las subastas virtuales de capacidad, las famosas VPP, cuyo precio (por encima de los 60 euros MWh) fue muy semejante al precio resultante en ese momento del mercado eléctrico español.
Lo cierto es que esta noticia, el encarecimiento de este proyecto nuclear en el que participa la central española de compras gracias a su acuerdo con EDF es claramente negativa para esta central de compras y, por ende, para las empresas que han decidido efectuar las compras de energía a través de Fortia. También habrá que buscar cómo su difusión estaba orientada al menos a cuestionar el coste de los proyectos nucleares y a difuminar las consecuencias de esta política operada desde la central de compras.
En primer lugar, se conoce que un número importante de grandes consumidores (según fuentes del propio Ministerio de Industria) han efectuado sus propios acuerdos bilaterales con las empresas eléctricas. Además, también se sabe de la intención de que Industria promueva que las eléctricas acepten rebajas en los precios a los consumidores de la G4 en la negociación tarifaria y del déficit tarifario. Algo que empieza a secar el mercado final que puede aglutinar esta central de compras. De hecho, su vinculación con AEGE se ha ido disolviéndose poco a poco.
En segundo lugar, la intención de efectuar contratos a muy largo plazo, incluso de participar en alguna central con compromisos de muy largo plazo (según ha hecho saber desde la propia compañía, Fortia desechó las propuestas de las eléctricas españolas con períodos de vigencia de 3 a 5 años) se puede volver en su contra. Por eso resulta paradójico, que el modelo francés y los contratos a 15 años como mínimo, al final se vuelven contra sus defensores. Un contrato a 24 años y a 60 euros/MWh en un modelo bilateral de costes reconocidos. En todo caso hay que preguntarse si hoy, alguien puede entender en los mercados energéticos la existencia de nuevos contratos a 25 años, sin que las coberturas por las partes sean tan elevadas que sean insostenibles.
Lo cierto es que, más allá de la intentona de hacer recaer sobre las nuevas tecnologías de la industria nuclear la causas de sus males, la experiencia de Fortia empieza a aflorar que determinados supuestos (energía barata de forma artificial o desacoplada del mercado, contratos a largo plazo o el conocido en otros países se ata a los perros con longaniza) evitan conocer puntualmente la evolución de los mercados energéticos y de paso, adaptarse a ellos (incluso en términos de beneficios empresariales según la naturaleza de los mercados de commodities), puede ser hasta suicida en el largo plazo.


