Panorama abierto en las operaciones societarias del sector energético

Las dilaciones surgidas en el proceso de negociación de la financiación de la empresa rusa en Repsol a través de la adquisición de la participación accionarial de Sacyr (con la posible reducción del importe conseguido en la rondas de financiación y su petición de ampliación del plazo de amortización de los préstamos a siete años) empiezan a abrir nuevos escenarios y especulaciones. La tramoya relativa a la operación Repsol-Lukoil, a cuenta del control que la compañía rusa puede tener sobre la compañía española, las cuestiones revisitadas sobre la privatización realizada en su momento (algo que tampoco tiene sentido), las especulaciones sobre una operación a tres bandas integrando Repsol-Gas Natural y Unión Fenosa, reduciendo el peso de la empresa rusa o, incluso, la búsqueda de alguna alternativa entre empresas de países árabes o la participación de fondos soberanos. En todo caso, faltaría que se procurase construir un modelo de mayor coherencia en el plano internacional sobre las operaciones trasnacionales, con un principio básico de bilateralidad, como poco.
En segundo lugar, la maraña en torno a la situación financiera de Sacyr Vallermoso ha encontrado un cierto balón de oxígeno con la urgida venta de Itínere, lo que, en todo caso, no cierra los movimientos en torno a la compañía petroquímica. Más bien, parece que la apertura de la Caja de Pandora de la propiedad de Repsol no tiene vuelta atrás por mucho que su responsable haya puesto su permanencia en la compañía, condicionada al lanzamiento de una OPA por el total de la compañía en caso de que el accionista entrante sea Lukoil. Parece que esto ha servido a que un movimiento, cada vez más organizado afortunadamente, el de los pequeños accionistas, señale los agujeros de la regulación española en esta materia, y unidos a ese movimiento, el propio Antonio Brufau haya condicionado su continuidad y la entrada de Lukoil al lanzamiento de una OPA.
Relacionados, pero separados, ha empezado un cruce de declaraciones entre ACS e Iberdrola a cuenta del interés de la compañía que preside Florentino Pérez para “consolidar” su posición en Iberdrola. A lo que la propia compañía que preside Ignacio Sánchez Galán ha contestado señalando la situación financiera del grupo de construcción y servicios, recomendándole que se concentre en el negocio de la construcción, junto a la situación de los mercados de”secado” crediticio. A favor de las tesis del grupo que preside Florentino Pérez está la situación de los mercados bursátiles, que abarata el coste de cualquier operación de adquisición, gracias a la venta de Unión Fenosa a un buen precio y en un buen momento. Quiere decirse que la situación en el panorama energético español sigue muy revuelta y que las “corrientes de fondo” siguen su propio transcurso, lo que promete nuevas emociones. Lo que parece es que ya no van a ser sorpresas.
En paralelo, en la cocina de la Comisión Nacional de Competencia (CNC) está la última operación “formalizada”, la compra de Unión Fenosa por Gas Natural, en la que lo último que se conoce es que el ICO participará en el proceso de financiación. También se han publicado algunas cuestiones relativas a los efectos competitivos de la misma, en el mercado los mercados gasistas de aprovisionamiento y comercialización, así como en el sector eléctrico. Las informaciones que se conocen es que su dictamen no se va a demorar mucho.
Y, también muy reciente, parece que el matrimonio Enel-Acciona en Endesa tiene visos de que esté negociando sus capitulaciones, algo que está previsto en los pactos parasociales, pero que también promete que en breve plazo nos ofrecerá noticias, afectando a la configuración del sector en su conjunto, desde Endesa, Acciona Energía y también a Eufer, la filial española conjunta de Enel y Unión Fenosa en energías renovables.
En todo caso, el escenario es muy abierto y con muchas posibilidades y alternativas en lo que suceda finalmente en las operaciones societarias y en la configuración del sector energético español.