El apagón de Madrid y la distribución eléctrica
La avería que la semana pasada tuvo lugar en Madrid en una subestación de distribución de Iberdrola y que afectó a más de 40.000 usuarios, familias, usuarios domésticos, comerciantes, negocios, empresas, la Maternidad de O’Donell y hasta RTVE es una cuestión grave, que merece que se les preste atención de forma detenida y específica.
Una avería que tuvo una duración de más de 12 horas y que volverá a repetir la inclusión en el paisaje urbano de los generadores eléctricos por la ciudad, además de sumir a todos estos agentes en el proceloso y nunca satisfactorio mundo de las reclamaciones y recuperación de los daños sufridos. Por tanto, no puede pasar desapercibido un incidente de estas características, por otra parte, anunciados ya por muchos expertos que alertan sobre la situación de las redes en nuestro país, verdadero talón de Aquiles del sistema eléctrico.
Y, en primer lugar, porque empiezan a suceder episodios (especialmente en grandes ciudades españolas), que con cierta frecuencia afectan a la actividad de distribución eléctrica, verdadero ‘patito feo’ de la regulación energética española y cuya delicada situación requiere de soluciones por parte de la Administración y de los órganos de regulación energética. En segundo lugar, porque es necesario ser conscientes de la necesidad de que el suministro y la distribución en nuestro país deben ser coherentes con el desarrollo de nuestro país.
Es, por esto, una cuestión que incumbe especialmente a los órganos de regulación, de forma que se puedan extraer conclusiones sobre lo ocurrido y de sus responsabilidades cercanas y remotas, como ya reclamamos en su momento en el caso del apagón más grave de la historia reciente, el ocurrido en Barcelona, en julio de 2007, aunque en ningún caso sería comparable su magnitud. Del mismo modo, que hace más de un año, era necesario aclarar las circunstancias y responsabilidades, en que había sucedido el apagón que afectó a más de 350.000 personas en Barcelona. En ese sentido, la Comisión Nacional de Energía (CNE) extrajo conclusiones bastante claras que luego fueron “promediadas” (es un eufemismo) por los juegos de los equilibrios políticos en el ámbito del gobierno de la Generalitat.
Algo que no es probable que suceda en este caso a la vista de que sólo afecta en exclusiva a la distribuidora (el incidente se produce en instalaciones en propiedad exclusiva de Iberdrola) y a la propia posición que ya ha anunciado el gobierno de la Comunidad de Madrid, anunciando la máxima severidad y rigor en lo que se refiere a este incidente. Lo que si es evidente, es que habrá que estar atentos a la actuación inspectora y a la investigación. Por lo pronto, lo que cabe es restablecer cuanto antes la normalidad y el suministro a los ciudadanos, y en segundo lugar, la credibilidad en el funcionamiento de las instituciones para evitar que episodios así se vuelvan a reproducir.


